TESTIMONIOS
Actualmente vivo de los productos de la canasta familiar normada, el resto del tiempo de la caridad de los vecinos. Algunos de ellos me permiten hacer trabajos leves de jardinería u otras funciones, a cambio de un plato de comida.
Cuando podía cambiaba productos por comida, por ejemplo, a mí me daban botas todos los años y a veces las vendía o se las cambiaba a algún guajiro por un guanajo (pavo), pollos o un pernil de cerdo.
La posibilidad de comprar estos productos se ha convertido en una opción muy importante para mí, pero realmente no me alcanza el tiempo para lidiar con las enormes colas que comienzan a formarse desde la madrugada
Hay productos que solo se compran en la tienda MLC, pero yo sé que en La Habana también los venden en las tiendas en pesos cubanos y con bastante frecuencia.
Aquí hemos comprado productos inventados que violan las normas alimentarias ante la falta de comida y recursos del gobierno. Con el asunto de los apagones, y después del ciclón, todo se me pudrió. Hemos pasado días enteros sin comer. No había ni dónde, ni con qué buscar los alimentos.