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Compro alimentos baratos y hasta CADUCADOS

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Mi nombre es Francisca Moreno Ruiz, actualmente soy ama de casa y tengo 55 años. Vivo con mi hijo que estudia en la Universidad de Ciencias Pedagógicas de Pinar del Río. Recibo una ayuda del exterior esporádicamente, que permite, junto con mis ahorros alcanzar aproximadamente los 4 mil pesos cubanos. 

 

La actual situación alimentaria de Cuba nos ha afectado grandemente. En mi caso con serios problemas de salud, con tratamiento psiquiátrico y mucho estrés. La gente enferma de no comer. Ya lo de conseguir los alimentos es como se pueda, porque los comercios están cerrados, todo está en quiebra. Existen un sinnúmero de limitantes: bajos recursos, precios irrisorios, moneda sin valor, inflación, todo...

Ya lo de conseguir los alimentos es como se pueda, porque los comercios estan cerrados, todo está en quiebra

 

No existe red de distribución estatal dónde recurrir por alimentos. Exactamente ya nada existe, hay pocos mercados y con escasos productos. Lo poco que hay está a altos precios, con mala calidad, y lo peor, no existe un compromiso por el Estado con la alimentación del pueblo. Antes había poco más, desde que pasó el huracán Ian ya no tenemos casi nada. Todo está ausente. Las cosas hay que conseguirlas por contrabando y ahora es más difícil, pues se prohíbe hasta la venta de productos comprados en MLC en las redes sociales, y todos no tenemos el famoso MLC.

 

Nuestra alimentación familiar consiste básicamente en pan de muy mala calidad, muy malo el arroz que viene a la bodega, le echamos aceite para no comerlo tan seco y algo más, lo que aparezca, si aparece. Yo nunca hago celebraciones ni cenas, y este año no hay Navidad que celebrar. 

 

Para conseguir los pocos productos con los que cuento, a veces me ayudan mis hermanos y compro lo barato, muchas veces caducados. No puedo pagar más. Con frecuencia he tenido que vender artículos de mi propiedad para poder comprar comida. Algo así como ropa, una máquina de coser, unos hilos y algo de aseo de lo que dan por la bodega con la libreta de racionamiento. Hasta las pocas prendas de vestir. Lo que sea o nos morimos. 

 

Aquí no se ve mejoría por ningún lado, todo va de mal en peor. Los alimentos que se expenden a la población en la red de distribución estatal no tienen ninguna calidad, la mayoría están adulterados, el picadillo ácido y caro, el pan malo, el arroz picado y muy sucio para escoger. En fin, es todo. Aquí hemos comprado productos inventados que violan las normas alimentarias ante la falta de comida y recursos del gobierno. Con el asunto de los apagones, y después del ciclón, todo se me pudrió. Hemos pasado días enteros sin comer. No había ni dónde, ni con qué buscar los alimentos.

 

Mi experiencia con la alimentación es estresante pues ni con dinero, buscando de un lado a otro, se puede comprar nada. Días enteros sentados en el suelo en un kiosco a ver si viene algo, que no es seguro y es cada dos meses. Sin corriente, ni gas, ni carbón, nada. Triste.

 

Mi experiencia es la del hambre, de la desesperanza de buscar y no encontrar. La gente se enferma en Cuba de no comer y no tenemos cómo solucionar nada. Al punto de tener frecuentes crisis gástricas por los largos ayunos. Porque en Cuba no hay comida. Es la verdad aunque no podamos decirla. Duele ver cómo los niños gritan por hambre y no hay nada que darles.

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