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EL PRECIO DE COMER EN CUBA

Food Monitor Program registra el comportamiento de alimentos básicos y sus formas de adquisición a lo largo de la Isla.

En los últimos dos años el agravamiento en el acceso a los alimentos, la inflación monetaria y la especulación sobre productos de primera necesidad se han profundizado.

Ante la falta de datos confiables sobre el hambre en Cuba y la poca objetividad de los medios oficiales, Food Monitor Program selecciona alimentos básicos en la dieta cubana para analizar su comportamiento en el mercado, su calidad y frecuencia en la distribución, en diferentes provincias del país.

* Los precios corresponden al periodo mayo-junio 2023, mientras el cambio informal se encontraba en 1 dólar = 210 CUP

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El huevo es tal vez la fuente de proteína más utilizada en Cuba por su versatilidad, precio y disponibilidad; sin embargo en estos momentos resulta un alimento al que la mayoría de los cubanos no puede acceder. El huevo ha sustituido históricamente en Cuba a la carne de cerdo, el pollo, la carne de res o el pescado, ya que su obtención en la red de distribución  estatal era relativamente fácil hasta hace algunos años. Quien no podía pagar el precio de las carnes o embutidos, lo utilizaba como alimento sustituto, a veces muy a pesar del gusto personal. En estos momentos el huevo se ha vuelto tan escaso e inaccesible como la carne de cerdo o el pescado.

 

Mientras, las producciones locales son insuficientes y los sistemas de distribución no pueden cubrir la demanda ni siquiera para la alimentación semanal, que es como el cubano corriente planifica su ciclo de consumo familiar, el cual se ha visto drásticamente deprimido en los primeros meses del 2023.

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El arroz es el cereal que más se consume en Cuba. Forma parte de la dieta cotidiana del cubano que diseña dos veces al día sus comidas en base a la disponibilidad de este alimento. Arroz blanco, arroz congris, moros y cristianos, arroz amarillo, arroz con leche, arroz imperial, arroz frito, caldos de arroz y paellas entre otros platillos, son las formas de cocción más comunes del grano en el país desde tiempos inmemoriales, variando según la capacidad de acceso de cada familia.

 

Desde el 2023 el déficit de arroz provoca serios problemas de nutrición en la población, sobre todo entre los cubanos de menor poder adquisitivo, quienes han tenido que sustituir el grano por alimentos menos demandados o recomendados. En la siguiente diapositiva se constata los fallos del oficialista  Programa Integral del Arroz, del Ministerio de la Agricultura, no alcanza de lejos los niveles estipulados de producción y distribución.

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La escases de aceites y grasas en la cocina cubana se ha vuelto crónica desde hace algunos años. El mercado negro del aceite ha florecido en medio de la crisis de alimentos trayendo consigo una larga cadena de ilegalidades, corrupción administrativa y desvíos de recursos.

 

Siendo el aceite de girasol el más empleado por la población para la elaboración de platos de la dieta tradicional, su ausencia en la cadena de suministros genera un hueco total de otros aceites vegetales y mantecas de origen animal, productos inaccesibles a la mayoría de los consumidores por motivos de precio y disponibilidad.

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El pan es el producto principal y necesario no solamente en el desayuno cubano, sino en las meriendas escolares y, en los últimos meses, como sustituto a la ausencia reiterada de arroz, para almuerzos o cenas.

 

El abasto de pan normado se encuentra profundamente inestable en el país y los problemas de corrupción asociados a la cadena de suministros en general se han profundizado. Se muestra un progresivo deterioro de la industria panadera local que se inscribe en la crisis sistémica que vive el país. Actualmente, por la escasez de harina de trigo, no existe alternativa que pueda sustituir el consumo de pan en los hogares cubanos. El gobierno ha introducido de forma variable la harina de maíz, de calabaza y de boniato para la elaboración de este producto sin buena recepción por parte de la población.

Después del huevo, el pollo es la segunda fuente de proteína más “frecuente” en la mesa familiar, lo que lo convierte en un alimento indispensable en la dieta de la población local, al menos desde que la carne de cerdo ha desaparecido paulatinamente.

 

El mercado negro ha asumido una mayor cuota de la demanda. El alza de los precios, sumado al progresivo proceso de devaluación del peso cubano, ha repercutido negativamente en los núcleos familiares con menor poder adquisitivo, los cuales han tenido que sustituir el producto por fuentes protéicas de menor calidad y densidad calórica.

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