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TESTIMONIO

El cuidado de una persona vulnerable en una familia cubana

Cuidar un enfermo, que necesita de atenciones especiales, es una tarea exigente que requiere dedicación y paciencia. En contextos como el cubano, también se debe sumar a la ecuación la permanente carencia de medicamentos y alimentos adecuados, además del colapso de servicios básicos. Una habanera de 62 años nos relata su situación al mantener a su cuidado a otro anciano, esta vez octogenario.

En su hogar conviven tres personas, juntando los salarios y pensiones apenas sobrepasan los 7000 pesos mensuales. Con esto deben enfrentar las dificultades del día a día y los requisitos extras de cuidar a una persona en condiciones de discapacidad.

Pese a que viven en la céntrica Habana Vieja, su barrio se encuentra al margen del turismo y no pocos edificios del mismo se encuentran en un precario estado constructivo. Pese a esto, las familias se resisten a abandonar las construcciones, y prefieren correr el riesgo de permanecer, incluso bajo riesgo de derrumbe. El dinero familiar está principalmente destinado a la alimentación y aspectos básicos de la vida, no alcanza para más. Reparar o construir queda lejos del alcance de muchos.

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Yo tengo un enfermo postrado en la casa y es majadero para comer. A él le amputaron una pierna por problemas graves que tiene en la circulación. A raíz de este problema puede seguir perdiendo miembros que se le van deteriorando y quedan inutilizables y con riesgo para su vida.

Según el médico que lo atiende, el debe comer tres huevos al día para suplir sus deficiencias proteicas, pero un huevo cuesta hasta 130 pesos en la calle; ¿con qué salario puedo mantener ese ritmo? Cuando llegan huevos a la carnicería todos los huevos de la casa son para él exclusivamente. Se los dejamos a él porque es la única manera que tiene de consumirlos, pero incluso dándole solamente 1 diario, apenas completamos la mitad del mes.

Otra cosa que el necesita son los alimentos batidos. Por ejemplo, debe comer puré de malanga, pero ¿cuánto cuesta una libra de malanga?, hasta 150 pesos; una tirita de calabaza, 80 pesos… es muy difícil. Muy pero muy difícil. Además, no llega dieta ni nada hace meses. El debe tomar leche, porque la pentoxifilina y otros de los medicamentos que toman son fuertes, ¿y cuánto cuesta la leche si es que no hay leche de dieta?, hasta mil quinientos pesos una libra de leche. Ahora dime, con mi salario, con el salario de las personas de esta casa, ¿Cómo vivimos?

Cada vez que nos tenemos que trasladar hacia el hospital es un gasto enorme. Cuando tuvimos que hacerle un TAC en el Calixto García resulta que el hospital no tenía ambulancias para trasladar enfermos, tuvimos que alquilar un carro privado que nos costó 4000 pesos de ida y vuelta.

Hace veintitantos días él estuvo ingresado y lo sacamos bajo nuestra responsabilidad porque los medicamentos los teníamos que llevar de la casa, el alimento también y para colmo el médico solo fue dos veces a verlo en la semana que estuvo ingresado. Por un motivo o por otro siempre tenía otra cosa que hacer; ¿qué hacíamos nosotros allí además de gastar dinero y tiempo por gusto? Nada, porque no hay nada en el hospital y el alimento del hospital es malísimo, un agua con algo que ellos dicen que es chícharo o un fufú de no sé qué.

Yo me pregunto que se hacían esas personas que estaban allí en el hospital y nadie de afuera les llevaba nada para comer. Siento mucha lástima por ellas, pero no quiero que mi viejo pase por la misma situación. Por eso nos lo llevamos para la casa, allí al menos no gastamos el dinero de movernos para el hospital, él está en su cuarto y todos estamos más cómodos. En el hospital lo único que hacíamos era desgastarnos la vida. Cuando tomamos esa decisión yo le dije a mi hija -que sea lo que Dios quiera-; y así seguimos, en manos de Dios

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