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Mercado negro y sobrevivencia

Enero - febrero, 2022

Otra de las medidas establecidas durante la crisis sanitaria fue la llegada de las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), una medida que, según diferentes declaraciones del Ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, es netamente coyuntural. Sin embargo, en los pocos meses de funcionamiento se ha visto el crecimiento de estas tiendas, aún más por la creación de sitios web que facilitan la compra pre-pago con tarjeta de crédito, desde fuera de la isla. Lo problemático que se encuentra dentro del establecimiento de estas tiendas presuntamente temporales, se concentra en la continuación de una brecha entre los cubanos que pueden acceder a las remesas gracias a sus familiares que viven en el extranjero y los cubanos que no tienen este acceso. Las personas “de a pie” que solo cuentan con su salario dentro de la isla, no tienen posibilidad de comprar los productos ofertados a través de las tiendas MLC. Por lo tanto, la práctica que se utiliza para poder acceder a la oferta de estos productos es la compra de divisas extranjeras en el mercado negro; el cual se ha convertido, pese a su ilegalidad, en una forma recurrente de comEl diario vivir de las personas dentro de Cuba alberga las más remotas formas de supervivencia y resistencia cotidiana. Los alimentos se convierten así, en el eje central de las búsquedas diarias para la subsistencia de los núcleos familiares. Pareciera casi como la analogía perfecta a la búsqueda del elixir de la vida que cada cubano debe emprender por la falta de la proporción de alimentación básica, que en los años actuales han llegado con las consecutivas crisis económicas de la isla. Gran parte del nacimiento de la resistencia cotidiana de los cubanos se debe a la precarización de la libreta de abastecimiento establecida desde el año 1962; la cual, al día de hoy no alcanza para cubrir los alimentos necesarios dentro de una balanza nutricional, ni mucho menos su cantidad logra racionarse para el mes en el que está prevista. 

 

En tanto, con la llegada de la pandemia, el gobierno cubano afirmaba estar en la capacidad de abastecer a los más de 11 millones de cubanos que utilizaban la libreta, no obstante, avanzada esta y la crisis económica anunciada como “coyuntural” en el 2019, los alimentos empezaban a estar ausentes en los hogares cubanos. Las medidas restrictivas contra la propagación del virus dejaron congelados varios empleos, esto, junto al desabastecimiento dejó a los cubanos dependiendo, en su sustento diario, de la cartilla de abastecimiento y de otras gratuidades. La Mesa Redonda titular del Ministerio de Comercio Interior para marzo de 2020 anunció la liberación de productos que no eran subsidiados a partir de la venta por el mecanismo de la libreta de abastecimiento. Estos formaban parte de donativos entregados al país, e incluían el aumento de una libra per cápita de pollo, aumento de onzas de frijoles y chícharo, viandas, hortalizas y papas. 

ercialización.

 

Empero la extensión del mercado negro no solo se reduce a la compra de divisas, sino que desde hace varios años se traduce en el eje central de la economía del cubano. El mercado negro se ha ganado este lugar predominante en la economía individual y familiar ya que oferta una variedad de productos, en especial alimentos y productos de higiene y aseo básico, que no se encuentran dentro de las tiendas estatales debido al desabastecimiento de las mismas. Añadido a esto, la facilidad de acceso dentro del mercado negro, en contraste a las largas horas de espera en las tiendas estatales, se traduce en una preferencia por el mismo, de quien pueda acceder y costearse sus necesidades en divisas extranjeras, ya sea dólares o euros, ya sea el peso cubano, con una alta inflación. 

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