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Un debate vecinal

21 de febrero de 2023

cuente qué es para ella "de todo". Y me narra muy entusiasmada que sacaron unas bolsitas de arroz, frijoles negros que estaban perdidos y volvió el aceite de oliva. Claro, ella me habla de las tiendas en MLC y, obviamente, es muy reducida esa totalidad. Si a esa situación le añadimos que los salarios cubanos son devengados en CUP y que el precio del MLC en el mercado informal sobrepasa los 150 CUP, la matemática fácil nos dice que no da la cuenta.

El acceso a los alimentos más básicos se hace cada vez más difícil. Es lamentable que, para poder adquirir "algo" de lo que se necesita mínimamente para el consumo diario, haya que recurrir a unas tiendas que fueron creadas para captar las divisas que se escapan del país; pero llegaron para quedarse. Iban a ser unas tiendas que no iban a sustituir las que existían en la moneda nacional, coexistirían. Luego sucedió lo que tantas veces en la Isla: las cosas no resultan cómo dijeron que serían al inicio.

Para los privilegiados que pueden recibir remesas desde el exterior, que cuentan con tarjetas en MLC, reciben recargas directas desde el exterior o portan las divisas admitidas para ingresar en las tarjetas cubanas, también se hace difícil la adquisición de lo más elemental, como cárnicos y lácteos en ese tipo de tiendas. La oferta es mínima: de cárnicos ya no se encuentra ni el tan repetido pollo, ni embutidos, ni salchichas, ni picadillo; de lácteos se perdió el yogurt importado o de producción nacional; el queso, la mantequilla y otros, cuando aparecen, son a precios exorbitantes; y si hablamos del aseo pareciera que los cubanos pasamos de usar la línea de Suchel Camacho, de producción nacional, para consumir exclusivamente los productos de marcas no tan reconocidas, pero por ser importadas se venden a unos precios que quintuplica el precio anterior de un gel de baño, por ejemplo.

Dice mi vecina que la causa de la falta de alimentos es "el bloqueo norteamericano". Pero le pregunté qué decían los paquetes de pollo congelado que vendían aquí. Le mostré uno que yo tenía y comenzó a tomar conciencia de que no hay embargo para alimentos y medicamentos. Le expliqué que Cuba lo que no tiene es liquidez monetaria para poder comprar más alimentos y medicina. No puede por dos razones fundamentales: una, porque el sistema económico impuesto en Cuba es ineficiente. Dos, porque el verdadero bloqueo es el que le impone el régimen cubano a sus propios ciudadanos. Me dijo mi vecina: en lo adelante me fijaré mejor en el país de origen de los alimentos y medicamentos.

Dice mi vecina que la causa de la escasez de alimentos y de todo son los acaparadores, porque cuando surten algún producto deficitario compran grandes cantidades para almacenar en su casa. Todos sabemos que después se acaban y nos quedamos sin ellos. Le expliqué que ese deseo de acaparar es una reacción ante la escasez y la miseria. Si hubiera abundancia de todos los alimentos y los mercados estuvieran desbordados de ellos, solo a un loco se le ocurriría acaparar con el riesgo de que se venzan o pudran los alimentos.

Por fin, otro vecino me argumentó que la escasez de alimentos se debía a los intermediarios. Según él, estas personas que compran y revenden no solo venden más caro, sino también acumulan para poder tener fuera de temporada.

Tuve la oportunidad de debatir el tema de la gran escasez de alimentos con estos vecinos que sufren como todos, pero intentan justificar lo injustificable. Juntos llegamos a la conclusión de que según la experiencia de cada cual existe una causa y raíz profunda de la escasez que es el sistema económico del socialismo que en lugar de producir y crear bienestar, lo que produce es un rápido empobrecimiento de las naciones donde se implanta. Una de las facetas más lamentables y con mayor impacto en la población es la falta de alimentos y medicinas.

Sin duda al cubano siempre le ha preocupado muchísimo tener un plato de comida digno para llevar a la mesa. Otra historia son los avatares que se pasan para intentar conseguirlo. No nos conformemos con la miseria. Desterremos ese paternalismo que también le pone rostro a la alimentación. Esperamos que sean liberadas las fuerzas productivas, del campo y la ciudad, para vivir con autonomía alimentaria. El cubano es, por naturaleza, un ser humano emprendedor.

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  ice mi vecina que en las tiendas hay de todo. Yo le pido que me 

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