¿Qué diagnóstico tuvo de su padecimiento y cuánto tiempo estuvo hospitalizado?

 

Estuve un mes ingresada porque sufrí de insuficiencia renal y soy diabética

 

¿Cómo valora su estancia y tratamiento en la institución de salud?

 

La estancia fue buena gracias a que mis hijos lo pagaron todo desde el exterior. Fue necesario comprarlo todo y pagarle al médico y a las enfermeras. Estuve ingresada de forma preventiva porque padecí cáncer hace unos años, soy diabética y ya me han amputado la mitad de un pie y comencé a presentar fallos renales. 

 

¿Puede describir la cantidad, composición y calidad de los alimentos que le ofrecieron durante su ingreso?

 

La alimentación fue pésima: sopa de chícharos con gorgojos, arroz blanco y jamonada especial cruda con unos pedacitos de boniato hervido. No me la comí, pues además estaban mal cocinados. No esperaba algo mejor la verdad, todo el mundo sabe que esto está muy malo.  

 

¿Tuvo otras alternativas de alimentación? ¿Cuáles?

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Sí, mis nueras y mis hijos me trajeron comida todos los días. Sobre todo, puré de malanga con pollo o carne de vacuno. 

 

Al ser dado de alta, ¿necesitó de una alimentación especial para su recuperación en casa? ¿Pudo conseguirla?

 

Sí, tanto mi diabetes como mi edad llevan una dieta especial. Yo no puedo comer grasa ni mucha azúcar. Mis nueras se turnan para traerme comida que prefiero fácil de masticar y con sabor. Me gusta mucho el congris y nunca me puede faltar mi vasito de leche de vaca. Podemos conseguirla casi siempre porque uno de mis hijos tiene una finca en Purnio y los dos que están en el exterior mandan todos los meses combos. 

 

¿Se ha visto afectado o empeorado su estado de salud por la dificultad en el acceso a alimentos sanos? Explíquenos su experiencia al respecto.

 

Lo normal, uno con la edad está cada vez peor. Pero en lo que se refiere a alimentación solo extraño los dulces y la carne de cerdo asada. Estoy bien y gracias a Dios puedo conseguir y comer lo que necesito.