Según los datos que aporta la página web del Poder Popular Provincial, la población del municipio es de 11 173 habitantes repartidos en seis asentamientos. El pueblo de Caimanera es la cabecera y el más habitado con 6788 personas[1].

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Conversando con dos habitantes de la localidad que han preferido mantener el anonimato, conocimos algunas opiniones al respecto. El primero de ellos afirma:

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 Desde que soy niño en Caimanera se han recibido alimentos extra por la bodega, por ejemplo, aquí se daba carne y picadillo de res además del pollo; también a veces recibíamos leche y algunas libras más de arroz, sal y azúcar; eso sí, esto hace unos 10 años era más menos significativo, pero conforme ha pasado el tiempo ha reducido su cuantía y desde que empezó el COVID es prácticamente un recuerdo. Ahora solo cuando hay alguna fecha importante como el 1ero de Mayo o algo así es que nos traen alguna cosa por la bodega

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Por su parte, otro entrevistado nos enumeró los beneficios adicionales que actualmente recibe en su hogar:

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Lo que nos llega extra (de la libreta) suele variar, pero normalmente nos reparten 1Lt de leche por persona un día sí y otro no y algunas onzas de carne de res cada 15 días, media libra en promedio cosa que no es mucho, pero algo resuelve. Además, el salario es un 30 por ciento más alto que en el resto del país (por la misma ocupación) por ser esta una zona especial y para los que vienen a trabajar aquí desde fuera el transporte es gratuito.

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Pese a que difieren en la importancia de los beneficios para su situación personal, ambos entrevistados coinciden en el mismo punto: estas bondades son insignificantes si se comparan con el resto de problemas de acceso a la alimentación que enfrentan en localidad. El escenario de aparente “privilegio alimentario” de Caimanera es, en las palabras del primer entrevistado:

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Un recuerdo más que una realidad.

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Llegamos a la tarde del 6 de mayo cuando un grupo de pobladores salieron a la calle a protestar por la precaria situación que estaban viviendo. Algunos perfiles de Twitter recogen declaraciones e ilustran de manera concisa los acontecimientos.

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El usuario @MundoBlak23 relataba en un hilo:

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Como sabemos en toda Cuba hay una crisis total de alimentos, pero en este lugar desde hace 3 meses no llevan nada de plato fuerte, por suerte el mar está cerca y muchas personas van y pescan.

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Los apagones en este sitio han llegado en los últimos días a más de 10 horas.

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El arroz primer plato del cubano ha dejado de ser hace mucho, pues hasta en las tiendas reguladas por la libreta existe problema para cumplir con las cinco libras.

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En el pueblo de #Caimanera hay gran parte de la población que no tiene acceso a agua potable y con el tema del combustible llevaban casi dos meses ciertas zonas sin recibir pipas[2]

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Indudablemente, las condiciones especiales de la zona de Caimanera han requerido un suministro especial para sus residentes. Frente a la actual crisis multifactorial y con la profundización del desabastecimiento en el país las lógicas alimentarias impuestas por el gobierno han cambiado drásticamente para sus habitantes. Unido a ello existen otros obstáculos tanto para desarrollar el autoabastecimiento en el área como para alivianar las carencias a través del mercado negro, método al uso en la Isla. El usuario @SandroGandaril1 explica al respecto:

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El comercio es muy restringido debido a los puntos de control policial que tiene el municipio por el tema de la base, ahí no se puede mover un pelo, los demás oficios son los típicos de los pueblos pequeños, pero ni siquiera viven de la agricultura debido a la salinidad de las tierras por lo tanto viven de lo que les da el régimen, las remesas y del invento, era evidente que pasara esas protestas debido a esa situación.[3]

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El panorama que relatan los usuarios se asemeja al que encontramos en las declaraciones de una madre y un padre de dos de los jóvenes que participaron en las protestas al medio Cubanet. Sus hijos, Felipe Correa Martínez y Daniel Álvarez González, fueron detenidos esa misma noche por encabezar la manifestación.

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Relata Victoria Martínez Valdivia[4], que ese día su hijo había visto a sus sobrinos comer un plato de chícharos con gorgojos y un plátano hervido, lo único que había en el hogar para darles. Esto fue el punto de inflexión que lo llevó a salir a protestar, harto de la pésima calidad y escasez de los alimentos a disposición de su familia.

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Por su parte, Alfredo Álvarez Pozo, al dar su testimonio sobre lo sucedido[5] señala también el hambre como la causa del estallido. Según nos cuenta, al momento de iniciar la protesta no se encontraba en la casa pues estaba “viendo qué conseguía” para comer en su hogar. Por este motivo su hijo se sumó a la protesta y fue detenido dejando a Alfredo en la situación de querer llevarle algo de comer aún no teniendo suficiente para sí mismo.

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