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Nota de prensa N° 36- Food Monitor Program

La Habana, mayo de 2025

El informe En Cuba Hay Hambre (2024), elaborado por Food Monitor Program, revela un panorama alarmante sobre la situación alimentaria en Cuba: el 96,91% de los entrevistados ha perdido acceso a los alimentos debido a la inflación y a la caída del poder adquisitivo. El 98,82% atestigua un aumento significativo en los costos de los alimentos en los últimos 12 meses.

Esta precaria situación se agrava con el colapso de los servicios básicos como la distribución de energía eléctrica, de gas manufacturado, de agua potable, así como la ausencia de suplementos médicos para palear déficits nutricionales.

¿Cómo se conforma el informe?

En Cuba Hay Hambre (2024) compila la información recolectada por la Encuesta de Seguridad Alimentaria realizada durante los meses de mayo y junio de 2024, sobre la percepción que tiene la ciudadanía cubana frente a las cuatro dimensiones de seguridad alimentaria, a saber, acceso, disponibilidad, estabilidad y consumo de alimentos.

La tercera edición de la Encuesta de Seguridad Alimentaria, un estudio que se ha consolidado como referencia para el análisis independiente de la seguridad alimentaria en la isla, encuestó en el 2024 a 2.703 hogares, en diferentes zonas de las 15 provincias y el Municipio Especial Isla de la Juventud.

¿Cuáles son sus principales hallazgos?

Los principales hallazgos del informe alertan sobre:

  • Una precarización marcada en cada una de las dimensiones de seguridad alimentaria, con impacto mayor en la población vulnerable (infantes y mayores de sesenta años, mujeres embarazadas y lactantes, personas con enfermedades crónicas, poblaciones rurales aisladas, entre otros): Un 25% de los hogares afirmó convivir con personas en condiciones de vulnerabilidad dada sus situaciones físicas (discapacidad, limitación de la movilidad, visión o habla) o psicológicas.

  • Un retroceso significativo de la disponibilidad de los alimentos: El 89% de los hogares cubanos considera que la oferta estatal de alimentos es insuficiente en cuanto a variedad. El 97% muestra insatisfacción con los productos entregados mediante la libreta de abastecimiento en cuestión de cantidad, calidad y frecuencia. A causa del desabastecimiento alimentario, el 72% de los hogares encuestados afirma haber tenido que conformarse con dietas alternativas no saludables.

Esto es significativo teniendo en cuenta la prevalencia de padecimientos que dependen de regímenes alimentarios como: diabetes, problemas gastrointestinales, hipertensión arterial, cardiopatías, anemia, entre otros. Asimismo, el 24% de los encuestados son mayores de sesenta años, lo que los ubica en un grupo poblacional vulnerable, que requiere de una alimentación específica a sus padecimientos. Además, un 63% de los hogares encuestados conviven con adultos mayores de los que son cuidadores enfrentando el mismo dilema de subalimentación.

  • La emergencia de un fenómeno inusitado: Los cubanos han comenzado a eliminar una de las tres comidas fundamentales en el día como forma de supervivencia. Mientras un 29% se alimenta dos veces, un 4% lo hace una sola vez. Esta última variante es la más común en provincias como Artemisa y en la Isla de la Juventud, seguidas por Mayabeque y Guantánamo. Sin embargo, ante la pregunta si la comida no alcanzó y se debió ir a la cama con hambre, un 25% respondió de forma positiva, lo que muestra que en los últimos meses uno de cada cuatro cubanos debió saltarse la cena.

 

  • Una escasez generalizada en cada grupo alimentario: Con un consumo precario sobre todo en lo referente a leguminosas, proteína animal y lácteos. Esto impacta igualmente en la vida cotidiana de un 60% de cubanos que destina entre 5 y hasta 15 horas semanales en la búsqueda de alimentos. Sumado a lo anterior, el 42% de los hogares debe destinar sus ingresos totales a la compra de comida y un 25% destina hasta cinco veces el valor del salario mínimo (CUP 2 150) para ello.

  • El colapso de los servicios básicos necesarios para la conservación, higienización y cocción de alimentos: El 71% de los hogares reportó interrupciones en el servicio eléctrico, sobre todo en horarios picos de cocción. El 50% de los hogares indicó tener dificultades en el acopio y depósito de agua. Mientras que un 25% afirmó recibir agua una vez cada tres días o más; cerca del 60% afirmó no recibir agua potable.

  • Un aumento en el malestar social y en la percepción de fallo estatal: Un 64% de los encuestados consideró que el responsable del desabastecimiento alimentario es la deficiente administración estatal, mientras que un 26% lo adjudicó a la corrupción; un 8, % lo relacionó con el embargo estadounidense.

Otras observaciones y alertas de FMP

Si se toman en cuenta los datos de los informes anteriores generados por FMP, la tendencia sugiere un progresivo empeoramiento en todas las dimensiones, pero con más impacto en las de acceso y estabilidad; directamente relacionado con problemas estructurales, económicos y sanitarios.

Es importante hacer la acotación de que la situación puede ser aún más severa si se despejan tendencias encontradas de autocensura y naturalización de la precariedad, así como el desconocimiento en temas nutricionales que hace a los encuestados relacionar la nutrición con la saciedad vs. el hambre sin tener en cuenta el elevado grado de subalimentación presente en las dietas diarias de las familias cubanas. Igualmente se debe señalar que el informe En Cuba Hay Hambre (2024) parte de datos recogidos en la primavera-verano de ese año y que, hasta la fecha, los indicadores estudiados se han agravado.

FMP advierte que, aunque Cuba representa solo el 5% de la población del Caribe, concentra el 40% de los afectados por inseguridad alimentaria en la región. La crisis alimentaria en Cuba no solo se ha profundizado, sino que su influencia está presente de forma amplificada en las actividades cotidianas de los cubanos, afectándose tanto el desempeño laboral como estudiantil, así como otras variables importantes como las relaciones sociales y familiares, la salud mental y física, entre otras. Las percepciones ciudadanas, lejos de lo estipulado por la narrativa oficial, señalan una fractura estructural en la gestión estatal de los alimentos. Con una dieta básica deteriorada y un acceso cada vez más desigual, la población cubana vive una emergencia alimentaria silenciosa.

El tremendo impacto que las cifras antes mencionadas tienen sobre la vida diaria de los cubanos se refleja de forma aún más grave en grupos poblacionales en condiciones de vulnerabilidad.  Por ello, FMP exige al Gobierno cubano la toma de responsabilidad en el aseguramiento de los servicios básicos y recuerda la necesidad de neutralizar la grave desigualdad alimentaria que afecta a millones de cubanos. Asimismo, FMP urge a los organismos internacionales con oficinas en Cuba como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que aborden la situación de inseguridad alimentaria de la forma más directa posible, teniendo en cuenta que los indicadores revisados han ido agravándose en el último año, con serias repercusiones para el desarrollo socioeconómico del país.

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