Nota de prensa N° 29- Food Monitor Program
La Habana, 6 de septiembre de 2024
En los últimos años, la situación del abasto de agua, sobre todo potable, atraviesa una crisis que va agudizándose cada vez más en la mayor parte de Cuba. Ya sea por roturas en las líneas de distribución y/o en los equipos de bombeo, los largos cortes de corriente eléctrica o las condiciones del clima, la falta de agua se ha generalizado y no parece tener solución, al menos a corto y mediano plazo.
El ejemplo más reciente se puede ver en el poblado de Caibarién (Villa Clara), en la región central, donde hace cerca de un mes ya que los habitantes no tienen acceso al preciado líquido.
Según las autoridades gubernamentales de la localidad, durante el mes de agosto se experimentaron 6 salideros que comprometían la presión; a la par que sufrieron roturas dos de las tres turbinas que garantizan el servicio. De tal modo, casi 35 000 caibarienenses, un hospital y otros centros estatales se han visto afectados duramente por este problema.
Para ello, la alternativa que han previsto es el uso de camiones cisterna, el cual ha resultado totalmente insuficiente. Ante la ineficiencia de esta alternativa, las autoridades gubernamentales decidieron vender allí agua embotellada en las tiendas recaudadoras de divisa (TRD), de manera racionada mediante la libreta de abastecimiento, a 85 pesos cubanos el galón. La prioridad para estas ventas incluirá a niños de 0 a 13 años, ancianos solos, embarazadas y familias vulnerables; aunque no han especificado la cantidad total de litros de agua que venderán a cada núcleo familiar.
Las protestas en las redes sociales y la toma pacífica de espacios públicos por los habitantes de Caibarién son denuncias vivas de semejante escenario. De tal modo, se ha podido conocer, por ejemplo, el empeoramiento de la situación sanitaria; pues, al no tener agua las personas en sus casas, han terminado haciendo sus necesidades fisiológicas en bolsas que tiran a las calles. Incluso hay madres que han reportado no haber podido mandar a sus hijos a clases por no tener agua con que cocinar los alimentos o, simplemente, para darles de beber.
Sin embargo, a unos 60 kilómetros de Caibarién, en el complejo turístico de Cayo Santa María, las condiciones son totalmente opuestas. Allí, los turistas no sufren la falta de agua ni existen roturas ni salideros que comprometan el abasto o el bombeo.
Frente a una crisis que ya no se puede esconder por más tiempo, José Antonio Hernández Álvarez, presidente del Grupo Empresarial de Agua y Saneamiento, reconoció que la situación es realmente crítica; pero aseguró que en gran parte se debe a los apagones sostenidos que tienen como consecuencia fallas en el sistema de bombeo. No obstante, la realidad es que más de medio millón de cubanos no tienen acceso a los servicios de agua potable hoy día.
En un país que desde hace varios años ya atraviesa una inflación galopante y un desabastecimiento en todos los ramos, el hecho de que la población se vea obligada, por el propio Gobierno responsable de velar por el cumplimiento del derecho humano al acceso al agua potable, a comprar agua embotellada para tener qué tomar, es reflejo del descalabro económico, e incluso social, que rige la política cubana.
Para un anciano solo, con una pensión mínima de 1 528 CUP, esta solución gubernamental le representa un gasto impagable; mucho más cuanto las autoridades no han aclarado hasta cuándo durará la falta de agua potable.
Desde Food Monitor recordamos que el caso de Caibarién no es un suceso aislado. Los cerca de 35 000 habitantes que allí sufren la falta de agua se suman al más de medio millón en todo el país. Asimismo, nos parece preocupante la solución gubernamental de vender el agua de manera racionada, pues esto pudiera crear un precedente para otras partes del país.
Por otra parte, llamamos la atención, una vez más, sobre la concentración de recursos e inversiones que el Gobierno y el Estado cubano inyectan al sector turístico; mientras el pueblo de Cuba, así como otros sectores tan importantes como el agropecuario, enfrentan un brutal abandono.
De tal modo, recordamos al Gobierno y al Estado cubano que el derecho al acceso al agua potable es un derecho humano refrendado por diversos acuerdos y tratados internacionales, algunos de los cuales Cuba es firmante. Por tanto, es responsabilidad de las autoridades competentes garantizarla a todos los ciudadanos, no solo con cierto nivel de calidad, sino en cantidad suficiente que satisfaga las necesidades individuales de cada habitante.