Nota de prensa N° 17- Food Monitor Program
La Habana, 08 de febrero de 2024
En medio de la crisis e inseguridad alimentaria que atraviesa a la Isla, el retraso de las nuevas medidas y la destitución de los ministros correspondientes a esas áreas son totalmente inefectivas. Esto se refleja en el alza inmediata y sostenida que experimentaron los productos alimentarios desde que fuera anunciado el aumento de precios.
Las nocivas decisiones gubernamentales han encapsulado las dinámicas económicas en un círculo vicioso, en el que el pueblo paga las consecuencias. Así, la falta de inversión en el sector agropecuario ha disminuido notablemente la capacidad de autoabastecimiento nacional, aumentando las carencias y los precios de los productos. Por otra parte, el anuncio del aumento de los aranceles de importación para A finales del año pasado, el gobierno de Cuba anunció un nuevo paquete de medidas económicas, entre las que se encontraban el incremento del pago de servicios básicos como agua, electricidad y gas; así como el aumento en más de 500 % del precio de los combustibles y la apertura de servicentros para pagos con una nueva tarjeta en dólares. Estas medidas, en medio de la grave crisis que atraviesa el país y la galopante inflación que experimenta, fueron recibidas con desagrado por el pueblo.
Acusado de implementar un paquete de medidas neoliberales, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, retrasó el aumento de los combustibles e hizo varios cambios en las carteras ministeriales. De tal modo, fueron destituidos Alejandro Gil y Manuel Santiago Sobrino Martínez de sus cargos como ministro de Economía y ministro de la Industria Alimentaria, respectivamente.
Sin embargo, este proceder no se limita a un solo momento en la historia de Cuba. En el último quinquenio, Marino Murillo, responsable visible de la Tarea Ordenamiento, fue asimismo destituido a menos de un año de su implementación.
Ante la impopularidad y el fracaso de las medidas gubernamentales, la destitución de las figuras políticas visibles, al parecer responsables, se ha vuelto una práctica común. Al punto que el economista cubano Juan Triana Cordoví ha llegado a declarar que, al menos en el caso de Gil, nunca tuvo poder para implementar ninguna decisión; sino que estas venían como órdenes desde un nivel superior. Igualmente, denunció la falta de claridad en la toma de decisiones de los organismos y actores correspondientes.
Estos cambios no solo convierten en chivos expiatorios a parte de la dirigencia; son también una herramienta política para desviar la atención del pueblo de los verdaderos problemas existentes en el país, cuya solución sigue sin resolver el gobierno cubano.
las mipymes ha contribuido al desabastecimiento y al encarecimiento de productos básicos como la leche y la carne de ave.
Resulta evidente, por tanto, discernir la repetición de patrones que llevan cada más al empobrecimiento del pueblo cubano: aumento de precios, restricciones a los actores económicos independientes, falta de inversión gubernamental, dependencia de las exportaciones, destitución de dirigentes a modo de chivos expiatorios, entre algunos de los principales.
Sin embargo, mientras el gobierno cubano no decida implementar cambios profundos en su sistema económico, como la descentralización de la economía, un mercado de oferta y demanda, y una apertura real a la inversión y desarrollo de actores económicos independientes, la crisis seguirá agudizándose, mientras el pueblo, sobre todo los sectores más pobres y desvalidos, como las personas de la tercera edad, seguirá pagando los resultados de estas improvisadas decisiones.