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Nota de PRENSA

Nota de prensa N° 8- Food Monitor Program

La Habana, 17 de mayo de 2023

La precaria situación económica, política y social que atraviesa Cuba, ha desencadenado una hambruna que se hace crítica en las zonas rurales. De acuerdo con datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), desde 2020 ha habido un preocupante descenso en la producción de alimentos.

Según el informe, suministros principales como el arroz y la carne de cerdo han tenido un declive de casi el 75 por ciento en su disponibilidad desde 2018 hasta la fecha. Además, el aceite, el pollo, las pastas alimenticias, el yogurt y el pan se han convertido en comestibles de primera necesidad a los cuales se hace difícil acceder.

El modelo centralizado del Estado cubano, que establece grandes diferencias de abastecimiento entre las zonas de difícil acceso y las cabeceras provinciales, ha ahondado la brecha de pobreza entre ambos entornos. De acuerdo con el estudio ¿Déficit de producción de alimentos en Cuba o la diatriba entre desarrollo agrícola y desarrollo rural?, la equiparación entre las realidades alimenticias de ambos entornos es una cuestión “no prevista hoy en los programas ramales de ciencia y técnica del Ministerio de la Agricultura y Ministerio de la Agricultura, y vagamente enunciadas en el programa de esta índole para el desarrollo local”.

Food Monitor Program (FMP), mediante el monitoreo constante de la situación, ha detectado un descalabro en el abasto de alimento y productos de primera necesidad en los municipios del interior. “En mayor medida, las personas viviendo en parajes apartados o de difícil acceso presentan un muy limitado acceso a los servicios, un abastecimiento limitado y aleatorio, precarización de insumos y equipamientos de cocción, ausencia de combustibles sanos, uso ineficiente de la tierra y dependencia de decisores y agentes externos para el desarrollo de la comunidad”, explica.

A esta situación se suma la escasez de combustibles en el país, que hace casi imposible el traslado en tiempo de los insumos básicos para la alimentación. Según datos de la ONEI, más de 2.5 millones de cubanos residen en zonas rurales. En el actual contexto, estos deberán desplazarse hacia las cabeceras provinciales a fin de adquirir los productos necesarios para alimentarse decentemente en la medida de lo posible. Esto, pasando por los filtros de escasez, inflación y bajísimo poder adquisitivo, provocan el descalabro de la economía familiar.

El joven periodista y ex profesor de la Universidad de Camagüey, José Luis Tan Estrada, ha reportado en su perfil de Facebook las necesidades de la población. A finales del mes de abril, documentó una larga fila para comprar arroz. Su artículo, publicado en el medio independiente Diario de Cuba, ahondaba sobre la contradicción de que una provincia productora no tuviera este producto para ofertar a la población.

De acuerdo con Tan Estrada, “el Gobierno cubano le subió el precio a todos los recursos necesarios para la siembra de arroz, como el combustible, el alquiler de la avioneta para fumigar, los fertilizantes y otros insumos”, por lo que la producción disminuyó drásticamente. “Todo lo tenemos que conseguir carísimo y lo que te paga el Estado cubre la inversión, pero no da ganancias. Cuando el arroz está maduro en el campo, es de ellos (el Estado), pero cuando aún no lo has sembrado, ni se interesan ni te resuelven nada", comentó una de sus fuentes.

Sin embargo, no es el arroz el único alimento que escasea. En febrero pasado, Estrada emplazó a Federico Hernández Hernández, primer secretario del PCC en Camagüey y Yoseily Góngora, gobernadora de la provincia, preguntándoles qué harían de pasar las mismas vicisitudes que el resto de los pobladores de la provincia: “Si sus hijos, nietos, sobrinos, fueran a la escuela sin desayunar adecuadamente y tuvieran que almorzar el sancocho que dan en las instituciones educacionales”.

De acuerdo con Diario de las Américas, “es imposible alimentarse hoy de forma adecuada en la ciudad de Camagüey”. No solo la canasta básica de alimentos no se repartió completa en la provincia, sino que es imposible conseguir las proteínas. “Dieron dos libras de arroz y dos de azúcar, lo demás no llegó. Y de plato fuerte (proteína) no hay nada que comprar. Un cartón de huevos está en 1500 pesos en la calle”, declaró a este medio Leydis Tabares.

Largas filas para adquirir productos básicos o cantidades irrisorias de alimentos estrictamente racionadas son denunciadas constantemente en redes sociales, ofreciendo un panorama completo sobre el asunto. Recientemente, la activista Marisol Peña Cobas mostró en sus redes sociales la cuota de pollo que recibe su niña de siete años para todo un mes. Un escuálido muslo de pollo junto a un pequeño pedazo adicional fue la ración a la que tuvo derecho luego de tres meses sin que el cárnico fuese repartido.

Por su parte, la activista cubana Diasniurka Salcedo denunció la precaria situación que sufren los alumnos de Camagüey.  A través de su cuenta en Facebook, compartió el mensaje de una profesora de la provincia, quien asegura que varios de sus estudiantes están teniendo una alimentación deficiente: “Yo tengo niños en mi aula que se han desmayado por hambre. Eso es triste. Niños que van dos veces a la semana por no tener alimentos. Esto es una pesadilla”, declara la docente, cuya identidad no trascendió. En la sección de los comentarios, una madre reconoció no llevar a su hija a la escuela por la misma situación.

Las deficientes políticas del Estado cubano han provocado el desabastecimiento de los insumos de primera necesidad, atentando contra el correcto desempeño de la vida en la Isla. Tristemente, la debacle económica y social que se vive en Cuba está afectando mayormente a los sectores más vulnerables, dígase ancianos y niños. Aunque la escasez de alimentos se extiende a todo el país, las penurias se agravan hacia los poblados del interior y las zonas de más difícil acceso.

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