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Un mes sin probar comida en el hospital

Mujer, 33 años, La Habana

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¿Qué diagnóstico tuvo de su padecimiento y cuánto tiempo estuvo hospitalizado?

 

Yo entré al Hospital Universitario Clínico Quirúrgico Comandante Manuel Fajardo por una peritonitis, o sea una infección generalizada y grave, a causa de una mala praxis médica realizada en un Hospital Gineco-Obstétrico en el Vedado. Estuve un mes hospitalizada, con dos intervenciones quirúrgicas y tratamiento con antibióticos de última generación. Fue muy complejo porque tras la primera operación me mandaron para la casa muy temprano e involucioné y regresé a los dos días para ser intervenida nuevamente. Fue un episodio muy desagradable todo.

 

 ¿Cómo valora su estancia y tratamiento en la institución de salud?

 

En Cuba hay que entender que el trato de los médicos es diferente, se hace casi familiar (con sus ventajas y desventajas) y lo profesional no está tan presente. Dicho esto, puedo decir que al menos dos de los médicos que me atendieron fueron muy agradables y estuvieron atentos y preocupados. No puedo decir lo mismo de los enfermeros que me destrozaron las venas, robaban medicamentos y había que velarlos y despertarlos para que te suministraran los medicamentos. No sé si es generalizado, o si yo tuve mala suerte. 

 

Sobre la estancia debo decir que no estuvo tan mal porque tuve un cuarto con baño para mi. Y aunque no tenía agua, mi madre podía acompañarme y yo recuperarme sin tantas molestias, algo que necesitaba porque estuve encamada sin apenas fuerzas para nada.

 

Ahora, la seguridad del hospital era inexistente, y entraban vendedores a las salas y Testigos de Jehová que querían evangelizarte a toda costa. Recuerdo amenazar a uno con gritar si no se iba. Tras una operación del calibre de la mía una está muy vulnerable y débil y este tipo de apariciones eran totalmente innecesarias e improcedentes de una institución de salud. Por ejemplo, entraban vendedores con refrescos y jugos de cajita, y yo tenía puesta una sonda naso-gástrica y prohibido terminantemente el suministro de líquido por vía normal, alguien con menos disciplina podía bien haberse saltado esa indicación fatalmente.

 

¿Puede describir la cantidad, composición y calidad de los alimentos que le ofrecieron durante su ingreso?

 

Durante toda mi estancia no probé alimento alguno en el hospital. Primero porque dos tercios de ella no podía probar o tomar alimento alguno. Tenía un Levin e intravenosa. Pero luego los propios médicos recomendaban no comer del hospital, primero porque no tenían la preparación adecuada para mi estado (una dieta blanda y antiácida), segundo porque admitían que no tenía la higiene adecuada y yo estaba en una situación delicada. Creo que una vez mi mamá no podía venir un día, o no recuerdo bien el motivo, y encargué un almuerzo y no lo pude comer porque la bandeja me resulto sucia y desagradable. Desde entonces me aseguraba tener una compota o algo que me mantuviera.

 

¿Tuvo otras alternativas de alimentación? ¿Cuáles?

 

Mi madre iba dos veces al día para llevarme la comida que cocinaba en casa, y luego se quedaba a dormir conmigo para poder despertar a los enfermeros de noche para que me suministraran los antibióticos, también para ayudarme a ir al baño y esas cosas. También debía traerme el agua para beber, ya que en el hospital los bebederos no tenían las condiciones adecuadas, y eso que el Fajardo había sido recientemente remodelado.

 

En los últimos días los que me visitaban ya tenían permitido llevarme algo más normal de comer, galletas dulces y cosas así. Mi mamá también compraba para ella meriendas en los bajos del hospital vendidas por privados.

 

Al ser dado de alta, ¿necesitó de una alimentación especial para su recuperación en casa? ¿Pudo conseguirla?

 

Por la cantidad de días sin probar bocado y luego los medicamentos de seguimientos sufrí una gastritis medicamentosa muy pesada. Tenía que comer malanga y pollo hervido todo el tiempo. Otras alternativas como frutas, yogurt, jugos no ácidos, y otros no los pude conseguir, si hasta los medicamentos eran difíciles de encontrar.

 

También debía consumir alimentos que reforzaran el sistema inmunológico pero ¿de qué manera encontrar todo eso? Me limitaba a tés de cúrcuma y jengibre, aunque limitados porque también eran muy invasivos para mi estómago.

 

¿Se ha visto afectado o empeorado su estado de salud por la dificultad en el acceso a alimentos sanos? Explíquenos su experiencia al respecto.

 

Yo estuve un tiempo largo de certificado y sin poder trabajar. Pero cuando me incorporé lo único que había para almorzar en los alrededores del trabajo era pizza y bocaditos, alimentos con harinas y grasas no saludables, así que trataba de llevarme siempre de casa, lo cual con el calor y sin tener dónde conservar la comida, siempre era un poco difícil.

 

En general quedé con gastritis que surge de vez en cuando y es una complicación que creo que sí me limita porque actualmente ni hay medicamentos ni alimentos para tratarla, y cuando los encuentras es en el mercado negro y a elevados precios.

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