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Estoy cansado de insultarme

Jorge reside en la capital, vive con su hija, tiene 67 años.

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¿Qué consideraciones tiene sobre la canasta básica que recibe? ¿Por qué?

¿La libreta? que ya no da ni para empezar, ni el mes ni la semana. El arroz viene con más piedras que granos, y el azúcar parece arena, y casi nunca viene blanca. El aceite, cuando aparece es más manteca que aceite.

Antes daba la canasta para vivir, ahora hasta el pan es más chiquito, como el de los bocaditos de una cajita de cumpleaños. O sea, ya es muy difícil alimentarse con los productos de la libreta, es casi simbólico. El Estado da esos productos que antes eran casi un regalo, pero ahora se volvió necesidad para muchos, y una necesidad de calidad pésima. Te puedo decir que cómodo no me siento con la canasta básica.

Ya no recuerdo la última vez que vinieron a tiempo los productos a la bodega. Para colmo a veces no llegan todos y uno tiene que salir a luchar, a inventar algo, porque verdaderamente, se está poniendo la cosa muy muy difícil.

La calidad es muy mala es casi más trabajo cocinarlos pero si no hay opción hay que conformarse. Los únicos productos que yo creo que son comestibles son los chicharos que vienen, los demás son una falta de respeto. Yo no soy escrupuloso o fino, yo como hasta piedras, pero los de la libreta son de lo peor. La libreta es una ayudita que nunca está demás, por ahorrar un poco de dinero compro hasta piedras, pero no engordas ni te mantienes saludable comiendo las cosas que llegan a la bodega, eso sí que no pasa.

Yo me canso de tener que cocinar cosas que no me gustan, nada que tú compres por la canasta es rico, apetecible o saludable.

¿Cómo es el cuidado y las atenciones que recibe de parte de miembros del hogar, en cuanto a alimentación?

Mi hija vive conmigo, pero siempre está trabajando, la mayoría del tiempo estoy solo en la casa. Ella aporta un poco pero no es suficiente, su salario es muy bajo. Así vamos saliendo adelante

 

¿Recibe algún tipo de apoyo o asistencia de vecinos o miembros de la comunidad? ¿Cómo lo describe?

La verdad es que no, no recibo ayuda, pero tampoco la pido. Yo lo que veo es una falta de solidaridad que antes sí había en la gente, hasta en los noventa. Ahora cada uno ve la punta de sus zapatos, pero es que la mayoría de la gente tiene tantos o más problemas que tú, somos una sociedad chueca.

El delegado nunca ha preguntado si a mí me hace falta algo, yo tampoco quiero su ayuda, no nos llevamos bien, aparte él nunca ha ayudado a nadie aquí.

¿Cómo es normalmente su dieta diaria? (cuántas comidas realiza, composición)

 

Como mi hija siempre está trabajando el que cocina soy yo. Mi dieta no es mala, porque ella resuelve en su trabajo, queso y leche. Por lo general cocino una vez al día, pero ya eso también es la comida, lo hago para ahorrar corriente porque ahora mismo no tengo gas y la luz se va más seguido.

Aquí siempre desayunamos leche, pero eso es un lujo que pocos en Cuba se pueden dar y al que tengo acceso solo porque mi hija lo puede resolver en su trabajo, eso en la calle no se encuentra.

Lo otro, los apagones estos, sin avisar, ya no puedes tener nada que necesite frío, porque puede echarse a perder y es dinero que pierdes así de fácil. Y el Estado no responde si se te rompe un equipo o se te pudrió la comida.

¿Qué sentimientos y emociones experimenta cuando piensa en su dieta diaria?

 

Yo me siento muy molesto, cansado de coger las luchas que cojo por casi todo. Me duele más mi hija, que es joven y está aquí todavía en Cuba. Yo no me voy, no podría adaptarme a otro país.

 

Creo que como yo hay mucha gente que siente hasta vergüenza de haberse creído todo el cuento de que este iba a ser un país desarrollado. Pena siento yo de todas las cosas que han pasado sobre todo en los últimos 5 años.

¿Cómo se siente respecto a las políticas y decisiones del gobierno en materia de alimentación?

 

Para las personas de la tercera edad siempre hay trabas, siempre hay poco cuidado. La época de la leche de dieta o los alimentos especiales para los adultos mayores, está en su fin. Yo me siento tanto molesto como triste por las decisiones y medidas del gobierno. Uno se sienta para ver el televisor y son todo malas noticias. Un cuento chino todos los días.

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