Alimentos aguados y faltos de condimentos
Mujer, 65 años, Artemisa
¿Qué diagnóstico tuvo de su padecimiento y cuánto tiempo estuvo hospitalizado?
Tuve Covid-19, y estuve veintiún días hospitalizada
¿Cómo valora su estancia y tratamiento en la institución de salud?
La estancia fue mala porque fue en el momento más difícil de la crisis hospitalaria provocada por la pandemia. No había recursos suficientes, ni médicos ni enfermeras que dieran abasto a la cantidad de pacientes que había en el hospital. El tratamiento fue ineficiente no porque los médicos fueran malos, sino porque no tenían recursos suficientes para atender a los internos.
¿Puede describir la cantidad, composición y calidad de los alimentos que le ofrecieron durante su ingreso?
La alimentación en el hospital variaba. En el desayuno casi siempre daban yogurt, y en ocasiones medio pan. En la merienda medio pan y algún jugo hecho de mermelada de guayaba con agua. Para el almuerzo se daba en ocasiones sopa, picadillo de soya, media jamonada, alguna vez un huevo hervido y muy pocas veces pollo. También daban otros potajes como chícharos y frijoles. Y en todas las comidas arroz. Las porciones eran bastante pequeñas, insuficientes, las de una bandeja tipo escuelas o comedores obreros. Los líquidos también, no más de cuatros dedos en un vaso. La elaboración tampoco era la mejor. Los alimentos estaban faltos de condimentación, y los potajes aguados.
¿Tuvo otras alternativas de alimentación? ¿Cuáles?
No tuve otras alternativas porque al ser por Covid-19 era un hospital aislado, y no se permitían visitas externas
¿Se ha visto afectado o empeorado su estado de salud por la dificultad en el acceso a alimentos sanos? Explíquenos su experiencia al respecto.
Respecto a la COVID no interfiere la alimentación en la enfermedad, y en este caso no influye la alimentación. Sin embargo, en otros padecimientos que tengo como la diabetes, sí influye no tener acceso a mejores alimentos, y a una dieta más balanceada.