Una brecha notable: a 30 Años de la Convención de Belém do Pará
13 de junio de 2024
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ace treinta años, la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como la Convención de Belém do Pará, marcó un hito significativo en la lucha por los derechos de las mujeres en el continente americano. Este tratado, adoptado en 1994, estableció un marco para combatir la violencia contra las mujeres, posicionándola como una violación de los derechos humanos y estableciendo obligaciones para que los estados protejan y apoyen a las víctimas.
La Convención de Belém do Pará tuvo implicaciones reales incluso para los marcos normativos de aquellos Estados parte y que, aunque aún queda mucho trabajo por hacer, han llevado a mejoras tangibles en la seguridad y los derechos de las mujeres en los países.
Sin embargo, el alcance de la convención no es regional como se pretendía. Cuba sigue siendo uno de los pocos países en las Américas que no ha ratificado la Convención de Belém do Pará. La ausencia de Cuba genera preocupaciones significativas y destaca una brecha crítica en la región contra la violencia de género.
Recordemos que el desarrollo del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos se da en la década de los 60, fecha que coincide con los primeros años de la Revolución Cuba, siendo su postura ideológica la excusa para no adherirse a los compromisos en Derechos Humanos que se empezarían a perfilar.
La reticencia de Cuba para unirse a la convención se debe a argumentos sobre la soberanía nacional y preocupaciones sobre la redefinición de las estructuras familiares. El régimen cubano ha expresado que la supervisión internacional podría infringir sus procesos legales internos y potencialmente perturbar las dinámicas familiares tradicionales. Sin embargo, estos argumentos han sido ampliamente criticados ya que claramente carecen de cualquier sentido, al ser sistemas complementarios y protección que vienen a reforzar la acción del Estado.
Y es que precisamente esta Convención busca reforzar los marcos nacionales integrando protecciones esenciales de derechos humanos en lugar de socavarlos. Busca crear entornos más seguros y libres de violencia para las mujeres y sus familias, fortaleciendo las estructuras sociales, no debilitándolas.
Las implicaciones de la no participación de Cuba son profundas. La falta de un marco legal unificado significa que las mujeres cubanas no tienen las mismas protecciones y sistemas de apoyo que han demostrado ser efectivos en otros lugares de la región. Este aislamiento puede llevar a una cultura de silencio y miedo, donde las víctimas de violencia pueden dudar en buscar ayuda debido a la falta de salvaguardias legales y redes de apoyo.
La ausencia de Cuba de la Convención de Belém do Pará también debilita el esfuerzo regional colectivo para erradicar la violencia contra las mujeres. Crea disparidades legales que los agresores pueden explotar, minando el objetivo de la convención de proporcionar un frente fuerte y consistente contra la violencia de género en las Américas.
Si bien, en la búsqueda de protección, justicia y debido proceso constantemente negado por parte del Estado, se invocan los preceptos incluidos en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, esto no resulta suficiente, mientras no se puedan invocar las normas que con el paso del tiempo han ido reconociendo la existencia de otros flagelos, las víctimas siguen llevando una doble carga.
Al conmemorar el 30 aniversario de la Convención de Belém do Pará, es esencial celebrar los avances logrados mientras se reconoce el trabajo que queda por hacer. La esperanza es que, con el tiempo, todas las mujeres de las Américas puedan beneficiarse de las protecciones y avances que la convención promueve.
El camino hacia la igualdad y la justicia para las mujeres en las Américas requiere un compromiso colectivo y unificado. La esperanza es que algún día, el mapa de las Américas esté completamente pintado con los colores de la igualdad y la protección para todas las mujeres. Y que al menos, por el momento, esto sea una muestra más de la poca o nula voluntad política del régimen cubano en el avance por la promoción y protección de los Derechos Humanos.