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Reflexiones en el Día Internacional del Migrante*

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21 de diciembre de 2023

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 n esta conmemoración del Día Internacional de los Migrantes,

resulta crucial destinar un espacio reflexivo hacia las experiencias, desafíos y aspiraciones de quienes anhelan una vida mejor fuera de sus fronteras. Más allá de las cifras y los informes, cada migrante teje una narrativa única, impulsada por la esperanza y la búsqueda de un porvenir más prometedor.

 

La migración cubana ha alcanzado relevancia global, pese a ser una situación crítica por décadas, con individuos y familias enfrentándose a travesías llenas de desafíos en su ansia por la libertad. En este escenario, es vital abordar la migración cubana desde una perspectiva de derechos humanos, recordando que detrás de cada relato resuena la necesidad de respetar y salvaguardar derechos fundamentales.

 

Las motivaciones que empujan a los cubanos a abandonar su país son diversas. Sin embargo, todas están atravesadas por los obstáculos económicos, la represión política y la cotidianidad de luchar por recursos básicos; factores que no solo afectan su capacidad para prosperar, sino que se convierten en una amenaza para su propia subsistencia.

 

A medida que las personas cruzan fronteras en busca de seguridad y un horizonte más esperanzador, se aviva la necesidad apremiante de reconocer las implicaciones en cuanto a derechos humanos en cada fase de su travesía. Las rutas altamente peligrosas y las condiciones arriesgadas que enfrentan representan amenazas significativas para su seguridad, salud y bienestar. Desde el tráfico de personas hasta la carencia de atención médica adecuada, el periplo mismo se torna un campo minado de posibles violaciones de derechos.

 

Incluso al llegar a su destino, los migrantes cubanos a menudo confrontan nuevos desafíos, tales como discriminación, xenofobia y la falta de protecciones legales adecuadas. Estos obstáculos pueden socavar sus derechos y obstaculizar su integración en las comunidades receptoras. Es esencial que los países de acogida adopten políticas que respeten la dignidad y los derechos de los migrantes, generando un entorno propicio donde todos puedan contribuir y prosperar, no solamente orientado a procesos de regularización, sino de políticas integrales.

 

En el escenario actual, presenciamos cifras sin precedentes de migrantes cubanos hacia Estados Unidos en los últimos dos años, superando incluso hitos históricos. A ello se suma el fenómeno emergente de los migrantes cubanos que utilizan los vuelos a Nicaragua como parte de su ruta hacia Estados Unidos, lo cual ha provocado sanciones por parte este último a los operadores de estas aeronaves.

 

Sin embargo, una de las preocupaciones es precisamente que la migración proveniente de Cuba no es un tema que se trate de manera destacada en la agenda de América Latina. Esto puede tener su explicación en que dicho tema, de manera directa, puede derivar de consideraciones diplomáticas sensibles con el régimen cubano, llevando a algunos países a evitar conflictos internacionales. Además, la complejidad migratoria general en la región, la falta de coordinación efectiva en los sistemas de protección regional y las variadas percepciones sobre la migración cubana contribuyen a que este asunto no reciba la misma atención que otras crisis migratorias en América Latina.

Es por ello que resulta crucial reflexionar sobre la dimensión política de la migración cubana para comprender la complejidad del fenómeno y abogar por un enfoque de derechos humanos y colaborativos que reconozcan las aspiraciones legítimas de las personas que buscan mejorar sus condiciones de vida.

 

En este Día Internacional de los Migrantes, hago un llamado no solo a reconocer la valentía y la resistencia de aquellos que emprenden estos viajes, sino también a renovar nuestro compromiso con la protección de sus derechos humanos. Insto a gobiernos, sociedad civil e individuos a colaborar para crear un mundo donde la migración sea una elección, no una necesidad nacida de la desesperación.

 

Finalmente, recordemos que en cada migrante cubano reside una historia, un sueño y, sobre todo, derechos humanos que merecen ser respetados en cada paso de su viaje hacia un nuevo comienzo y que es tomada como una última oportunidad para sobrevivir y vivir.

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