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¿Qué comen las personas en situación de calle en Cuba?

24 de octubre  de 2022

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n un artículo de mayo de 2023, el medio informativo CiberCuba 

hacía notar la reciente proliferación de personas en situación de calle (vagabundos) que se viene dando en Cuba en los últimos años. El discurso oficial del Estado cubano omitió durante décadas de sus análisis la existencia de estos, ya que, en teoría, con el triunfo de la Revolución cubana en 1959 y su posterior conversión al socialismo, las desigualdades sociales en Cuba se habían erradicado o eran imperceptibles. Sin embargo, la actual crisis económica que atraviesa el país ha colocado a un gran sector de población vulnerable en una posición de extrema pobreza y muchos se han visto obligados a deambular por las calles en busca de alimentos.

En una columna titulada El hambre oculta de personas vulnerables en Cuba, de agosto de 2022, Claudia González señalaba:

Los alimentos que consumimos y cómo los consumimos son determinantes para nuestro bienestar. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por una alimentación segura, saludable, equilibrada y variada, ajustada a las necesidades de cada sujeto”.

Siguiendo este precepto, todas las personas que en Cuba se ven obligadas por un motivo u otro a recurrir a las calles para poder comer, están siendo privadas de un derecho humano básico, que es el acceso a la alimentación. Esta columna se propone visibilizar la situación de inseguridad alimentaria que sufre un cada vez más amplio sector de la sociedad cubana.

Las personas en situación de calle, vagabundos o menesterosos son, por lo general, ancianos, enfermos mentales o alcohólicos. No obstante, en tiempos recientes, debido a la aguda crisis socioeconómica que atraviesa Cuba, también se observan personas que han perdido sus casas, familias o no tienen un sustento económico que les permita llevar una vida digna.

Entre las personas que más se observan hurgando en la basura o pidiendo dinero en las calles para comer, se encuentran los ancianos. Este sector poblacional en Cuba es de los más críticos por varias razones. En primer lugar, somos de los países más envejecidos de Latinoamérica. En segundo lugar, muchos de los familiares de estos ancianos han emigrado o muerto, por lo cual carecen de los cuidados necesarios y el Estado cubano es incapaz de brindarle asistencia social a todos los adultos mayores, además del gran déficit existente de cuidadores. Por otra parte, las pensiones de casi todos estos ancianos están por debajo del salario mínimo, lo cual, sumado a la estratosférica inflación imperante, los priva de poder comprar alimentos en los mercados privados o tiendas en moneda libremente convertible.

Cada vez con más frecuencia, aparecen en los medios independientes cubanos o extranjeros desgarradores reportajes sobre personas de la tercera edad que no tienen qué comer y recurren a las calles para esto.

Por ejemplo, el pasado 18 de octubre se leía la historia de un anciano, veterano de la guerra en Etiopía, a quien encontraron comiendo hojas de una planta en un jardín de La Habana. Al ser increpado, dijo que tenía mucha hambre y le faltaba el dinero para comer. Otro anciano, esta vez en la ciudad de Bayamo, fue grabado mientras buscaba comida en un cesto de basura, recalcando que lo hacía porque tenía hambre. Asimismo, en un reportaje de Diario de las Américas, se denunciaba la presencia de varios ancianos hurgando en latones de basura donde habían botado plátanos, ajíes y verduras, aparentemente en mal estado.

En adición, si mencionamos las incontables denuncias diarias que se viralizan en las redes sociales, no tendríamos para cuando acabar. No obstante, recomendamos la lectura de un excelente artículo, publicado en elToque, que hace un exhaustivo análisis de este fenómeno.

Entonces, ¿qué comen las personas en situación de calle en Cuba? Dependiendo de la zona y las circunstancias individuales, pueden recurrir a diferentes fuentes de alimentación. Ya se ha mencionado que algunos buscan comida en la basura o en contenedores de alimentos para encontrar restos que aún sean comestibles. Otros se benefician de la labor de organizaciones benéficas, iglesias y otros grupos que proporcionan comidas gratuitas a las personas sin hogar.

En muchas ocasiones, vecinos, amigos o buenos samaritanos pueden brindar alimentos o compartir una comida con ellos. Tal es el caso de una madre cubana que, junto a su hijo, en Holguín, repartió comida a personas deambulantes gracias a la ayuda de varios vecinos que aportaron alimentos para esta bella acción. Es muy común también que estas personas menesterosas pidan dinero, por lo cual algunos pueden colectar lo suficiente para comprar alimentos en puestos callejeros como pizzas, panes o frituras.

Dicho esto, uno se pregunta qué hacen las autoridades cubanas para contrarrestar esta grave situación. La realidad es que, contrario al discurso triunfalista de las autoridades cubanas que asegura que en Cuba no se deja desamparado a nadie, la respuesta del Estado frente a este fenómeno ha sido bastante tímida. En vez de destinar una mayor parte del presupuesto nacional a combatir las miserias y desigualdades, sigue construyendo hoteles de lujo que permanecen casi vacíos. Por otra parte, aunque en ocasiones recogen a estas personas de las calles y las llevan hacia centros destinados a dar asistencia a personas vulnerables, solo es durante pocos días, como reporta 14ymedio.

Lo cierto es que, lejos de mejorar, esta situación es tendente a empeorar en los próximos meses y años. La crisis económica y alimentaria en Cuba se enquista en la realidad de los cubanos y el Estado carece de recursos y voluntad política para implementar las transformaciones necesarias.

Mientras, cientos de miles de personas se ven obligadas a emigrar de manera irregular y muchos de ellos han muerto en el intento. Otros, como los ancianos y demás personas vulnerables, ven cómo cada día se les restringe más el acceso a una vida digna y plena.

Cuba necesita un cambio drástico y urgente. Se nos muere el país.

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