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Los errores políticos y el hambre en Cuba después de 1959

27 de agosto de 2024

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l gobierno cubano ha experimentado numerosas dificultades 

en su trayectoria, pero destaca el problema persistente del hambre. Examinemos algunas de las decisiones y acciones tomadas por el gobierno cubano que han contribuido al deterioro de la seguridad alimentaria y la subalimentación en la población.

Cuba ha experimentado gran cantidad de cambios políticos y económicos a lo largo de su historia. Durante las primeras décadas del siglo XX, su economía y política fue de un incipiente capitalismo, que le permitió para finales de 1950 ubicarse entre las economías de mayor crecimiento y desarrollo de la región. Esto se puede ver claramente analizando los datos con respecto a su contexto:

Para 1925, en Cuba ya se producían más de 5 millones de toneladas de azúcar. En 1952, el mayor de sus centrales, el Delicias, produjo 1 383 653 sacos de azúcar. Dos años más tarde, en 1954, los censos registraban más de 6 millones y medio de cabezas de ganado; lo que equivale a más de una vaca por cada habitante. Las cifras de ese año ubicaban al país en el tercer lugar en Iberoamérica en consumo de carne per cápita. Llegado 1957, La ONU reconocía al país como el segundo en consumo calórico diario. Un año antes del “Triunfo revolucionario”, Cuba ocupaba el lugar 29 entre las mayores economías del mundo.[1]

Estos datos hablan de unas condiciones de alimentación que, si bien no eran equivalentes al comparar el acceso por parte de todos los estratos sociales, sí demostraban que, para ese entonces y en relación a la alimentación, era una nación con un nivel de vida avanzado para su época.

En contraste, el establecimiento del sistema socialista en el país a partir de 1959 cambió abruptamente realidad y previsiones económicas. Si bien este gobierno promovió políticas destinadas a mejorar el bienestar de la población, como la educación y la atención médica gratuitas, también implementó una economía planificada y centralizada que generó escasez y desabastecimiento de alimentos y otros bienes básicos.

Durante las décadas de 1980 y 1990, el país enfrentó una crisis económica severa debido a la caída de la Unión Soviética y la pérdida de su principal aliado comercial y proveedor de petróleo. En la narrativa oficialista, esta situación fue agravada por el embargo comercial impuesto por los Estados Unidos que limitó aún más el acceso del país a productos básicos y medicinas. Incontables publicaciones insisten aún hoy en esta cuestión y señalan que, como consecuencia a este bloqueo, la población cubana enfrentó graves niveles de hambre y malnutrición durante varios años. Un artículo publicado en 2022 en el de sitio web oficial del Ministerio de Economía y Planificación sirve de ejemplo a lo anterior. En él se puede leer:

“El bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de EE. UU. constituye el principal obstáculo para el desarrollo económico y la prosperidad del pueblo cubano (…)”[2]

No obstante, esta apreciación excluye al que creemos es el verdadero elemento central y responsable del hambre en Cuba: las malas decisiones políticas. El gobierno no ha cambiado su signo político, y según las palabras del actual presidente Miguel Díaz-Canel, el actual es “continuidad” del que ejercieran anteriormente Fidel y Raúl Castro.[3]

Hoy en día, Cuba sigue enfrentando desafíos significativos: la producción nacional de alimentos es insuficiente para satisfacer la demanda interna, lo que ha llevado a la importación masiva de alimentos y a una alta dependencia de otros países para satisfacer las necesidades básicas. Todas estas son consecuencias en primer orden de políticas continuistas que lejos de revertir los errores, los han arrastrado por décadas. Hay tres medidas políticas que en general creemos necesario destacar al respecto.

En primer lugar, está la colectivización. Al respecto, Raúl Compés (1997) señala:

“(…) la grave crisis económica que asola Cuba no puede entenderse sin tener en cuenta además las ineficiencias de un sistema de producción organizado según los postulados marxistas leninistas. En lo que concierne al sector agrícola, sus insuficientes resultados productivos deben valorarse a partir del análisis del proceso de socialización de la agricultura que acometió el régimen castrista”.[4]

Después de la Revolución, el gobierno cubano implementó políticas de colectivización agrícola forzada mediante la reforma agraria de 1959, lo que resultó en la expropiación masiva de tierras y propiedades agrícolas. Esto generó un impacto negativo en la producción de alimentos, ya que muchos agricultores con experiencia abandonaron la industria debido a la falta de incentivos y la pérdida de control sobre sus medios de producción. La falta de experiencia y conocimiento de los nuevos administradores agrícolas también contribuyó a la disminución de la productividad y, como resultado, al hambre.

Un segundo lugar ocupa la persistencia de la planificación económica centralizada: El gobierno cubano estableció un sistema económico centralizado y planificado, lo que limitó la capacidad de los agricultores para tomar decisiones independientes sobre la producción y distribución de alimentos. Esta planificación centralizada a menudo fue ineficiente e incapaz de responder eficazmente a las demandas y necesidades cambiantes de la población. Las restricciones impuestas por el gobierno también dificultaron la importación de alimentos necesarios para suplir la escasez interna. Pese a su demostrada ineficacia, el gobierno sigue sin querer renunciar a la planificación estatal centralizada, perseverando año tras año en el error. [5]

La tercera medida gubernamental que conviene destacar es la dependencia excesiva de la ayuda externa económica y alimentaria proporcionada por otros países, especialmente durante períodos de crisis. Carmelo Mesa-Lago (2019) llega a afirmar que:

“La constante fundamental en los sesenta años de la economía socialista de Cuba ha sido su total incapacidad para generar un crecimiento adecuado y sostenible sin ayuda ni subsidios considerables de una nación extranjera, para poder financiar sus importaciones con sus propias exportaciones”.[6]

La mayor de estas relaciones de dependencia fue sin duda hacia la Unión Soviética. Si bien esta ayuda ha sido crucial para mantener a flote a la población cubana, también ha demostrado ser una solución temporal que no aborda las causas subyacentes del hambre. La falta de diversificación y autosuficiencia en la producción de alimentos ha perpetuado la vulnerabilidad económica de Cuba y su dependencia de la ayuda externa.

En conclusión, si bien es cierto que hay muchos factores que han contribuido al problema del hambre en Cuba después de 1959, los errores políticos cometidos por el gobierno tienen un papel significativo en esta situación. La colectivización agrícola forzada, la planificación económica centralizada y la dependencia excesiva de la ayuda externa han obstaculizado el desarrollo de una industria alimentaria sostenible y han generado inseguridad alimentaria en el país.

Para superar este desafío, es fundamental que se realicen reformas estructurales. Urge un cambio de modelo y que se promueva la participación de los agricultores y demás actores económicos vinculados de manera directa a la producción de alimentos en la toma de decisiones, así como una mayor diversificación y fortalecimiento de la producción nacional.

 

[1] ADN Cuba. (2019) “¿Qué Tan Próspera Era Cuba Antes De 1959?” Disponible en: https://cubanstudiesinstitute.us/adncuba/que-tan-prospera-era-cuba-antes-de-1959/

[2]Vincent, M. (2023) “El Parlamento cubano reelige a Díaz-Canel como presidente, quien apuesta por más continuidad dentro de la continuidad” Disponible en: https://www.mep.gob.cu/es/noticia/el-bloqueo-economico-estadounidense-es-el-principal-obstaculo-para-la-prosperidad-de-cuba

[3] Disponible en: https://elpais.com/internacional/2023-04-20/el-parlamento-cubano-reelige-a-diaz-canel-como-presidente-quien-apuesta-por-mas-continuidad-dentro-de-la-continuidad.html

[4] Compés, R. (1997) “Crisis de los alimentos y reformas en la agricultura cubana” Disponible en: https://www.miteco.gob.es/ministerio/pags/Biblioteca/Revistas/pdf_ays%2Fa082_06.pdf

[5]Rubini, H. (2021) “El problema de Cuba es el sistema de planificación estatal” Disponible en: https://eleconomista.com.ar/internacional/el-problema-cuba-sistema-planificacion-estatal-n44910

[6] Mesa-Lago, C. (2019) “Cómo romper con la dependencia económica de Cuba” Disponible en: https://www.nytimes.com/es/2019/03/10/espanol/opinion/cuba-economia.html

 

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