Las “Reglas Mandela” y la normalización de la represión en Cuba
03 de agosto de 2023
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n medio de la complejidad de lo que significa pensar, hablar y,
sobre todo, debatir sobre democracia y derechos humanos, hay una cuestión muy sensible y que a menudo provoca malestar social. Debemos ser conscientes de que cuando hablamos de derechos fundamentales nos estamos refiriendo de forma universal a todas las personas, sin condición alguna, incluidas aquellas que han roto los acuerdos sociales cometiendo algún delitos u otras faltas que conllevan la privación de libertad.
Es muy común escuchar opiniones sobre aquellas personas que han transgredido las normas sociales y legales no deben ser tratadas con la misma dignidad que otros ciudadanos que cumplen con sus deberes. Pero tales opiniones no tienen en cuenta los riesgos asociados a estas afirmaciones. Porque si bien debemos abogar por leyes que garanticen una convivencia pacífica y respetuosa, no debemos desconocer la universalidad de los derechos.
Por supuesto, la situación es mucho más compleja que respetar las universalidad de los derechos humanos. Son muy frecuentes las denuncias en el sistema internacional sobre las violaciones de derechos que se comenten en las cárceles, desde la prevención de las detenciones arbitrarias hasta las garantías procesales y los derechos fundamentales de los presos políticos. En así, que teniendo en mente la protección de todas las personas, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó lo que conocemos como las "Reglas Mandela” (Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos). También, a partir de 2015 la misma Asamblea decidió ampliar el alcance del Día Internacional de Nelson Mandela 18 de julio, para sensibilizar sobre las condiciones y derechos de las personas detenidas.
Nelson Mandela pasó casi tres décadas en prisión por su lucha por la igualdad y los derechos humanos. Esto lo convirtió en un símbolo no sólo de su propia nación, sino también de la justicia a nivel internacional. Tras su liberación, no sólo defendió los objetivos que le habían convertido en preso político, sino que también se convirtió en defensor de los derechos de las personas privadas de la libertad.
Estas normas no son órdenes explícitas a los Estados sobre la ejecución de las penas, son un enfoque de protección dirigido a abogar contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. Recuerdan la responsabilidad sobre la garantía de derechos como el acceso a la atención médica, la segregación de los detenidos en función del sexo, la edad y los delitos, el derecho a la educación y, por supuesto, el acceso a agua potable y a una alimentación adecuada.
Por tanto, las Reglas Mandela son de gran importancia para los sistemas penitenciarios de todo el mundo y constituyen un componente esencial del enfoque de derechos humanos del sistema de justicia penal.
Adicionalmente, quisiera llamar la atención sobre el hecho de que Nelson Mandela es un ejemplo de cómo las dictaduras utilizan el encarcelamiento como una de las armas más insidiosas contra los disidentes políticos para reprimir sus voces con una presión despiadada. No sólo privan a las personas de su bien más preciado, la libertad, sino que además las someten a torturas y tratos crueles durante su detención y les niegan todos sus derechos, en la búsqueda de silenciarles definitivamente.
Por lo tanto, a pesar de la complejidad de esta cuestión, debemos presionar por el respeto de estas reglas, para todos los casos. Por supuesto, esta discusión toma una relevancia particular en el caso de Cuba, donde los presos políticos se enfrentan a una dura realidad y están atrapados en una red de represión. Son perseguidos activamente bajo la amenaza de la privación constante de libertad y son sometidos a condiciones crueles que contradicen no sólo las reglas de Mandela sino también cualquier principio de humanidad.
Entre las violaciones cometidas por el régimen en diferentes informes de organizaciones de la sociedad civil e incluso desde el mismo Sistema Interamericano, se encuentra la comisión de tortura y tratos crueles, las condiciones en las cárceles cubanas se han descrito en varios informes como antihigiénicas, la comida y el acceso al agua potable se utilizan como medio de tortura.
El acceso a la justicia también es problemático, ya que se han destacado casos documentados de falta de acceso y de garantías procesales, que son cruciales para mantener dichas normas. Son comunes las detenciones arbitrarias y la negación del derecho a un debido proceso.
Además, el régimen responde con una represión brutal a las manifestaciones pacíficas y a cualquier expresión que pueda estar remotamente relacionada con los principios democráticos. Uno de los acontecimientos más recientes es lo que hoy se conoce como el 11J, muchas personas siguen sufriendo los efectos de aquella represión absoluta.
En la actualidad estos casos no aparecen con tanta frecuencia en los medios de comunicación internacionales, la situación parece haberse normalizado. Sin embargo, las acciones del régimen son cada vez más crueles y de mayor alcance, sin tener en cuenta ni siquiera edad de las personas perseguidas.
Por ello, hago un llamado en esta ocasión para que no permitamos que tales condiciones se conviertan en la norma. Esta fue precisamente una de las razones por las cuales Mandela estuvo privado de libertad durante casi 30 años, la indiferencia internacional. A veces tendemos a normalizar las dictaduras y la opresión debido a la frustración por la inacción de la comunidad internacional y la falta de herramientas efectivas para la protección de los derechos. No podemos olvidar a los Mandelas de estos tiempos y defender el derecho a la libertad y a la justicia.