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Las “completas” y la corrupción en la gastronomía estatal

18 de julio de 2023

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esde hace algunos meses la dirección de gastronomía y 

comercio provincial implementó un programa de ventas de cajitas de comida en determinadas unidades gastronómicas estatales, a precios relativamente asequibles. Esta oferta intenta cubrir parte de las necesidades de los trabajadores, que no pueden costearse el acceso a los restaurantes y cafeterías particulares, principalmente en el horario de almuerzo.

Lo que al principio parecía una buena alternativa para paliar el hambre que azota a los cubanos con menos recursos económicos, degeneró rápidamente en un nuevo negocio de venta ilegal de recursos asignados con el gasto público, que lejos de resolver la situación objetiva de la poca oferta y los precios exorbitantes, está enriqueciendo ilícitamente a un pequeño grupo de funcionarios y empleados del ramo gastronómico. El desvío de recursos en el sector gastronómico estatal en Cuba es proverbial, situación que desde los años 90 ha influido negativamente en la baja calidad de los alimentos, la alteración de las normas de servicio y la presentación final del producto al consumidor.

En el contexto de las limitaciones actuales que se está viviendo en el país, este tipo de asignaciones estatales destinadas al sector poblacional con ingresos más bajos toma también un cariz político, pues se inscriben dentro de las acciones destinadas a cumplir la promesa de la actual administración de que “nadie quedará desamparado” durante el proceso de reajuste de la economía, que tampoco ha dado los resultados esperados. En realidad, como ocurre con otros tantos programas similares que utilizan el gasto público para cubrir cierta cantidad de las demandas sociales de alimentación, la medida posee más un carácter propagandístico que operativo. 

Primeramente, porque son muy pocas las cafeterías y restaurantes que ofrecen este nuevo servicio de las “completas”. En segundo lugar, porque los precios de los productos siguen siendo muy altos para el poder adquisitivo real del trabajador, la calidad de los menús es deficiente, la variedad de los alimentos es escasa y el gramaje siempre es adulterado.

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A pesar de la negativa determinante de las cafeterías y restaurantes visitados de ofrecer información o permitir la captura de imágenes in situ, se lograron recoger las imágenes que hemos presentado como evidencia, donde se muestran los precios de algunos de los menús que se están ofertando a la población y una muestra parcial de uno de ellos. En este caso, se observa una de estas “completas” consistente en arroz blanco, pescado empanado y ensalada de pepino.

Como se observa en la cartelera, los menús oscilan entre 90 y 300 pesos, pero el gramaje en raras ocasiones se cumple y la calidad de los alimentos en general no es óptima. Otro problema recurrente es que la comida se agota rápidamente y solo se alcanzan a vender unas pocas decenas de menús. Como se explicó anteriormente, para el trabajador gastronómico, cuyo salario es especialmente bajo, es más “rentable” vender las materias primas para elaborar los alimentos a terceros, mientras se expenden algunos menús a la población para cumplir parte del plan y evitar inspecciones y auditorías no deseadas.

El aceite, el arroz, los granos, el queso, el pan, los embutidos, la harina, los huevos y la carne son los productos que más comúnmente están sujetos a este tipo de malversación pues existe un déficit crónico de ellos en el sistema de abastecimiento estatal. A esto se le suma que las cafeterías y restaurantes particulares son un gran consumidor de estos productos para elaborar sus propias ofertas, que se venden a un precio prohibitivo para el trabajador.

Todo lo que se puede vender “por la izquierda” se vende, y por tanto, el consumidor al que está dirigido este tipo de servicio es el más afectado; en este caso trabajadores estatales que no cuentan con comedores obreros ni la disponibilidad económica para asegurarse la alimentación durante la jornada laboral. La alternativa que usan algunos trabajadores es que comparten una “completa” entre dos, como es el caso que se observa en las imágenes, o en los peores casos, no almuerzan en lo absoluto.

 

Hasta el momento no se conoce ninguna medida administrativa para resolver ese problema, ni se tiene noticia de algún medio oficialista que haya tratado el tema en la esfera pública. Tampoco se han generado alternativas desde los gobiernos locales para cubrir la demanda de alimentación en horario laboral. Las perspectivas de mejora en general, del problema de la alimentación en la población, no parecen concretarse en el futuro cercano, sobre todo si se tiene en cuenta que la escasez de algunos productos básicos se ha acentuado después del paso del Huracán Ian, y que la tan esperada apertura económica con la que productores y consumidores sueñan está muy lejos de hacerse una realidad.

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