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La política y lo político de los derechos sociales

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15 de junio de 2023

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a Segunda Guerra Mundial y las atrocidades del Holocausto 

fueron un punto de inflexión que llevó a la comunidad internacional a tomar medidas para prevenir barbaries similares en el futuro. En 1945, se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de mantener la paz y promover el respeto a los derechos humanos. Este fue un hito importante en la historia de los derechos humanos, ya que proporcionó un foro internacional para discutir y abordar las violaciones de los derechos en el mundo.

 

Esta naciente organización encomendó la creación de un primer instrumento que invocara los derechos que debían ser promovidos y respetados a toda persona. Es así, que el 10 de diciembre de 1948 es aprobada la Declaración Universal de Derechos Humanos por parte la Asamblea General de Naciones Unidas. Momento en el cual se proclamó la importancia de este instrumento como un ideal común para el respeto a los derechos y libertades, así como la importancia de crear un régimen de derecho que asegurase la protección de las personas, generando con ello el nacimiento formal de lo que hoy conocemos como el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

 

Si bien es loable el espíritu que acompañó la concreción de este instrumento, es menester recordar que esto se da en un momento en el cual el mundo se encontraba ya divido políticamente. Por ello, aunque no se presentaron votos en contra de su proclamación, se presentaron 8 abstenciones, entre los que se encontraban los miembros de la Unión Soviética. Este inicio marcó lo que sería una historia atravesada por conflictos ideológicos, generando profundos daños en el avance de la protección de las personas.

 

Es así que en la historia y evolución de los Derechos Humanos, la política y lo político han desempeñado un papel fundamental. Particularmente, durante la Guerra Fría y el periodo de bipolaridad mundial, los derechos humanos se convirtieron en un terreno de disputa. Algo que no ha cambiado del todo en la actualidad, el régimen de los Derechos Humanos no ha escapado de la cruel instrumentalización de regímenes que intentan avalar sus acciones antidemocráticas bajo el argumento de la jerarquización de algunos derechos sobre otros.

 

La Guerra Fría fue el telón de fondo de la política de los derechos humanos, Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrentaron en una lucha ideológica y geopolítica que permeó todas las esferas de la vida mundial. Ambos bloques intentaron promover sus sistemas políticos y desacreditar al otro utilizando los derechos humanos como una herramienta en su estrategia política. Es aquí en donde encontramos el origen de la tensión entre derechos civiles y políticos frente a los derechos sociales y económicos.  No por nada los primeros instrumentos con fuerza vinculante, creados para la protección de los Derechos Humanos, tuvieron que esperar casi dos décadas para ver la luz.

 

De estos conflictos ideológico-políticos se van a generar una serie de disputas, que aunque parezca increíble aún siguen siendo invocado por algunos Estados con el único propósito de evadir su responsabilidad internacional. Entre las disputas centrales encontramos:  universalidad vs. relativismo cultural, individualismo vs. colectivismo, libertad negativa vs. libertad positiva, derechos políticos vs. derechos económicos y sociales; y por supuesto la autonomía estatal vs. intervención internacional.

 

Es de estas narrativas que se ha anclado el régimen cubano para excusar sus constantes violaciones a los derecho humanos, justificándose, entre otros, bajo tres argumentos centrales. El primero, que su sistema tiene un enfoque de derechos sociales, siendo de mayor importancia las garantías colectivas que las individuales; el segundo, que cualquier crítica sobre su incumplimiento es tomada como una forma de injerencia en asuntos internos; y por supuesto, el tercer argumento que no podría faltar, las sanciones internacionales, siendo las principales responsables de la falta de garantías en el país.

 

Es por ello que, resulta de gran preocupación llamados como el hecho por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien sugirió cambiar la carta democrática de la Organización de Estados Americanos para el “reingreso” de Cuba y Venezuela a la organización, como si los problemas de Derechos Humanos de estos dos países se tratara solo de una cuestión semántica.

 

Y no, no es un problema de enunciación de tipos o formas de democracia, esto se trata de la violación sistemática de la dignidad humana. No se puede permitir validar discursos anacrónicos propios de la Guerra Fría, una de las características esenciales de los derechos humanos es precisamente la interdependencia, lo cual determina que existe una interrelación entre los diferentes derechos humanos, el disfrute pleno de un derecho está estrechamente relacionado con el disfrute de otros derechos.

 

Finalmente, el problema no solo se encuentra en querer revivir en la esfera regional una narrativa superada, lo cual es sumamente peligroso para la democracia de todo el continente. Sino que peor aún, en el caso cubano no hay garantía ni de los derechos civiles y políticos, ni de los derechos sociales y económicos. El régimen de la isla implementó de forma perversa una idea de transacción entre derechos: disminución de libertades personales a cambio de aumento de garantías sociales, trayendo consigo como único resultado un control estatal total de todas las dimensiones de la vida de la sociedad cubana, usando los derechos sociales como una herramienta de control político

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