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La paradoja de los derechos de las mujeres en el régimen cubano

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22 de marzo de 2022

de la Mujer como un día para el reconocimiento y la reflexión sobre los derechos de las mujeres y las brechas que, en diferentes ámbitos, aún no se logran reducir.

 

Desde la misma Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 hasta instrumentos específicos como la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer de 1952 y posteriores tratados, se busca, además de reconocer y garantizar el ejercicio de estos derechos, hacer un llamado a los Estados para incorporar en sus ordenamientos jurídicos domésticos las consideraciones particulares que garanticen la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres.

 

Es así que, la lucha por los derechos de las mujeres se convierte actualmente en una demanda de primer orden, que lamentablemente ha sido instrumentalizada por fracciones políticas que buscan apropiarse de esta bandera para conseguir apoyo electoral o para perpetuarse en el poder, llegando a ideologizar algo tan fundamental como la garantía de la igualdad entre las personas sin importar su género.

 

Cuba es uno de esos casos, en donde el régimen ha hecho suya la lucha de los derechos de las mujeres, aunque la realidad y las garantías disten mucho de los discursos. Por ejemplo, Yamila González, vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas, sostuvo que el proyecto del Código de las Familias es una muestra de la voluntad política y social de Cuba por la protección de las mujeres.

 

Sin embargo, la realidad es completamente diferente, las mujeres son víctimas de una violencia institucional que pocas herramientas deja para la garantía de sus derechos. Tan solo una muestra de ello es precisamente que, como lo ha denunciado la Red Femenina de Cuba, el proyecto de Código Penal cubano no tipifica el feminicidio, manteniendo la tendencia del régimen de negar la existencia de una violencia por razones de género, bajo el supuesto de que lo que no se nombra no existe. Argumento que contrasta con las cifras compartidas por el Observatorio de Género de Alas Tensas, reportando 36 feminicidios para 2021.

 

Y es que en el caso de Cuba se unen dos condiciones que complejizan la situación de las mujeres, unas violencias de género no reconocidas por una cultura machista que a su vez es avalada por quienes están en el poder; y una crisis estructural que, como suele pasar en este tipo de contextos, afecta de forma diferenciada y más profunda a las mujeres y niñas.

De esta falta de garantías y la dificultad para alcanzar una vida digna, no se escapa la imposibilidad de garantizar el derecho a la alimentación adecuada. Cuando se encuentran en medio de profundas crisis las mujeres son generalmente las primeras en sacrificar su consumo de alimentos para poder proteger el de sus familias, ya sea por esta asignación de roles dictados por tradiciones culturales o incluso por limitaciones que se les implantan implantan desde la crianza, con la idea del sacrificio y del cuidado.

 

De acuerdo con datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA), en la mayoría de los países, entre el 85 y 90%, el tiempo dedicado a la preparación de alimentos de los hogares es realizado por las mujeres e incluso en algunos países las tradiciones establecen que las mujeres deben ser las últimas en comer, después de todos los hombres y niños.

 

En América Latina la brecha de género en la inseguridad alimentaria es mucho mayor que la global, debido a las mismas condiciones estructurales y la existencia de poca corresponsabilidad entre hombres y mujeres en cuanto al trabajo doméstico y no remunerado. 

 

En contextos autoritarios, en donde la violación de derechos se presenta de forma sistemática y masiva, se le suma la violencia institucional contra las mujeres que alude al hecho de que los perpetradores son representantes del Estado o son protegidos por el Estado. En Cuba la situación es crítica si se tiene en cuenta que mujeres periodistas como Luz Escobar son impedidas de salir de sus hogares, aún sin orden judicial y sin importar que en su rol de madres requieran algo para sus hijos; o de forma más crítica aún las más de setenta presas políticas que hoy día se encuentran en prisión en condiciones inhumanas y sin ninguna consideración por su condición de mujeres.

 

Puede sonar una obviedad poner sobre la mesa la baja calidad de vida de las mujeres y niñas y la vulneración de sus derechos, pero lo que resulta paradójico y hasta contradictorio es que precisamente estos regímenes, como el cubano, se apropien de reivindicaciones tan importantes como la equidad de género aun cuando son precisamente sus modelos los que violentan doblemente a este grupo poblacional, por un lado, imponiendo de forma deliberada condiciones que les ponen en una desventaja mayor; y por el otro, sin reconocer las violencias existentes y generando finalmente un perjuicio irreversible como la ideologización de los derechos fundamentales.

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esde 1975 se conmemora cada 8 de marzo el Día Internacional 

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