La epopeya del gas licuado en Cuba
04 de abril de 2024
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malia vive en Holguín y como muchos otros cubanos se ha
afectada por los continuos apagones que azotan la Isla con hasta 18 horas, especialmente en las provincias orientales. Ella aprovecha los “alumbrones”[1] para hacer los quehaceres del hogar y condensa la vida en ese par de horas que le saben a muy poco. Pero “la comida es otro tema”, comenta, pues no tiene acceso al gas licuado y los pocos electrodomésticos heredados de la “revolución energética” hoy son casi decorativos. Aún así, debe asegurar comida para su hijo de 13 años por lo que ha improvisado un fogón de petróleo.
“La comida que sobrevive a la mala congelación de mi frío y puedo cocinar en el momento que tengo algo de luz, no la puedo guardar de manera adecuada. Sencillamente me la como fría y a veces hasta pasada, en las siguientes horas de apagón”.
En Cuba, y de manera particular en el Oriente, [2]existe un gran problema de abastecimiento de gas licuado que arrecia las condiciones de supervivencia ante la crisis energética que atraviesa el país. Quienes se llevan la peor parte son los que no tienen acceso al gas licuado, pero representa también un problema para quienes lo compran en el mercado negro a sobreprecio y para quienes tienen contrato, pero deben escatimar en su uso por la larga espera que supone su derecho a la compra legal.
A partir de el 1 de marzo de 2024 el precio oficial de el gas licuado aumentó a 225 cup y 1014 cup para los cilindros de 10 y 45 kg respectivamente[3]. Pero la falta de disponibilidad del recurso imposibilita la creación de nuevos contratos, por la vía legal claro está. A esto debemos sumar que los cilindros o “balitas” existentes sufren el deterioro de los años, la incapacidad de sustitución o reposición y la corrupción en general del sistema de abastecimiento; características que encarecen el acceso a este servicio.
En Revolico Habana, mercado online de compra venta, es posible adquirir una balita por el valor de 10 mil pesos cubanos (alrededor de 30 USD al cambio). Si además la quieres con un regulador alcanza unos 13 mil pesos e incluso se puede gestionar con contrato incluido. Si tenemos en cuenta que el salario mínimo en Cuba es de 2100 CUP, entendemos por qué el tener gas licuado en casa es un lujo para la familia cubana.
Para quienes tienen los cilindros de gas y además cuentan con contrato, la cosa es menos compleja pero no sencilla. Por ejemplo, quienes viven en las zonas más orientales de la Isla deben someterse a largas esperas para comprar gas licuado de acuerdo con su contrato. Así nos lo explica Yoisel, padre de una familia guantanamera:
“El procedimiento para comprar el gas de contrato varía según la provincia. Aquí en Guantánamo yo me anoto en la lista que puede ser hasta el mil y son varias vueltas. Por ejemplo, si soy el numero 500 de la tercera vuelta sé que por delante de mí hay 2500 personas. Suele demorar más de un mes. Hay que ir a anotarse, luego ir constantemente a ver el avance de la cola. Se pierde mucho tiempo además si hay algún problema con el número de la balita te quedas sin nada. Si contratas un mensajero son 500 cup extra por lo que sale en 725 cup.
Como en todo el país, el suministro y control de gas licuado no está exento de la corrupción, como explica Yoisel:
“Por la izquierda se puede conseguir sin número de contrato y por 2000 pesos, una balita de 10 kg cada vez que lo necesite sin hacer cola ni tener que anotarse. Pero yo no uso esa variante porque no puedo permitírmela”.
En la Habana la situación es un poco menos tensa. Incluso quienes no tienen contrato de gas, si poseen la balita, pueden comprar el combustible en el mercado informal con un valor estimado de 500 cup. Así lo narra Adalina, residente del municipio Arroyo Naranjo:
“Entrego mi balita vacía al mensajero quien me la cambia en el punto de gas de mi zona sin necesidad de contrato. Incluso me la trae sellada y con su numeración. Esto me cuesta 500 cup más el pago al mensajero que suelen ser 100 cup. Me dura mes y medio y apenas se me acaba vuelvo a llamar al muchacho. Es poco más de la mitad de mi pensión por viudez de 1100 cup, si no fuera por mis familiares no sé qué haría”.
Esta es una situación puntual que solo se reserva para quienes viven en zonas priorizadas como la capital, donde también son más breves y esporádicos los apagones, o tienen los contactos indicados y el dinero para pagarlo. Entre más nos alejamos de la Habana, más alto es el valor del cilindro lleno de gas. El resto del país debe dar rienda suelta a la inventiva y recurrir a las técnicas casi olvidadas del Período Especial.
Hay quienes cocinan con petróleo o luz brillante como Amalia, incluso quienes tienen las condiciones para cocinar al carbón o no las tiene, pero no hay de otra. Algunas personas salen a las jardineras de la acera o alguna zona común del barrio y cocinan en comunidad, otras se acuestan con hambre.
Ninguna de estas alternativas es factible, para un contexto en el que también escasea el combustible y está más que demostrado el daño que puede causar este tipo de combustión en la salud humana. Las consecuencias de esta carencia y mala distribución del gas licuado en Cuba son varias, pero todas repercuten en la salud, calidad de vida y bienestar del pueblo cubano, que no tiene muchas salidas.
[1] Martí Noticias (2024) "Ya no son apagones, son alumbrones", se quejan Cubanos tras un fin de semana a oscuras. Disponible en: https://www.martinoticias.com/a/ya-no-son-apagones-son-alumbrones-se-quejan-cubanos-tras-un-fin-de-semana-a-oscuras/384900.html
[2] DW (2024) Cuba "completamente afectada" por apagones, admite ministro. Disponible en: https://www.dw.com/es/cuba-completamente-afectada-por-apagones-admite-ministro/a-68593794
[3] Ronald Suárez Rivas, et al. (2024) “Amplían información sobre nuevos precios de combustibles, gas licuado y electricidad” Disponible en: https://www.granma.cu/cuba/2024-01-09/amplian-informacion-sobre-nuevos-precios-de-combustibles-gas-licuado-y-electricidad-09-01-2024-00-01-45