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La claria, seguidores y detractores

23 de mayo de 2023

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a claria es un tipo de pez gato que, fiel a su nombre derivado 

del griego y que significa vivo, animado, tiene cualidades anfibias por lo que puede desarrollarse en ambientes de agua o tierra. Esto le proporciona una alta capacidad de resistencia y una multitud de hábitats, a veces insospechados, pues la claria puede llegar a vivir en ambientes pestilentes o putrefactos. Es una especie carnívora que come todo lo que encuentra a su paso, desde animales vivos o muertos hasta desechos, y algunos dicen que incluso humanos, lo que ha hecho que muchos le tengan respeto a este animal y se muestren reticentes a pescarlo y comerlo.

El animal se introdujo en Cuba durante la década del 90, justamente entre los años 1998 y 2000, para paliar el déficit de alimentos, sobre todo de fuentes de proteína como cárnicos. El país iniciaba lo que, eufemísticamente, vino a llamarse “Periodo Especial en Tiempo de Paz” periodo que nunca tuvo un cierre real sino que ha varió en crisis cíclicas y que hoy día aún vivimos, si tenemos en cuenta la escasez, las condiciones precarias de alimentación, los bajos índices de producción y la terrible situación económica que impide niveles óptimos de exportación e importación. La claria presentó como “la solución definitiva al problema proteico en la Isla”, pero además de no resolver esta carencia nutricional, la decisión introdujo un poderoso depredador que algunos consideran como plaga.

Es cierto que la claria es un pescado con un alto valor proteico, pues contiene vitaminas de los complejos B, A y D; una multiplicidad de nutrientes para el desarrollo, crecimiento y normal funcionamiento de las células del organismo. Pero quizá el factor más negativo que hace que no se ubique entre los alimentos preferidos, e incluso tenga una cantidad considerable de detractores, es su aspecto y el conocimiento que tiene la población de su modo de vida. Sin embargo, su alta resistencia y adaptación a los ambientes más variados ha hecho que su disponibilidad aumente y su precio permita el acceso de grupos poblacionales que no pueden darse el lujo de adquirir otros productos como carne de res, carne de cerdo o mariscos.

Es altamente conocida la sugerencia de muchos médicos y nutricionistas sobre la ingestión de filete de claria para reponer proteínas como la hemoglobina, tan necesaria en el organismo y considerada parámetro fundamental a tener en cuenta sobre todo en grupos vulnerables como niños, ancianos y mujeres gestantes. Otra cosa, como suele suceder en Cuba, es la disponibilidad, porque aunque parezca que la cría de este pez es algo común, tampoco hay abundancia ni fácil accesibilidad en los puntos de venta a la población. “El hambre arrecia y hasta esos bichos raros escasean” -dice un vecino guajiro que no tiene estudios pero es una persona sabia. Él también cuenta que las veces que come claria es porque las pesca en las orillas de un río al que suele ir, o en las compuertas de la presa más cercana que queda aproximadamente a 11 kilómetros de su casa.

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Dice su esposa que al principio, tan solo de ver el aspecto desagradable del “bicho”, le provocaba repulsión. La piel oscura y babosa, los bigotes largos y saber dónde podía vivir y qué solía comer, le provocaba asco. No fue hasta un día que la hija mayor preparó la carne sin decir qué era realmente, la presentó como pescado y punto. Gustó mucho y acabada la comida dijo a todos lo que era. La señora protestó un poco al principio, pero reconoció que el plato había estado rico al paladar. La experiencia de ella suele repetirse bastante: a juzgar por la vista cualquiera podría afirmar que de ese animal nunca comerá.

Otra cosa es cuando, incluso manteniendo los mismos criterios ante la morfología del animal, la persona se ve obligada a ingerir la claria por razones de salud. Ante la falta de “todo” los médicos recomiendan: “consigue claria, que hay que subir esa hemoglobina”. María es una anciana que estaba en esta situación. Necesitaba ser intervenida quirúrgicamente y su hija cuenta que no tenía qué darle de comer que le ayudara en ese empeño. Consiguió que un amigo del campo le pescara varias clarias en una laguna y le preparó varias comidas. Dice que es cierto, que la hemoglobina le subió después de un mes y desde entonces a todos en la casa les gusta este plato tan polémico.

Cada persona tiene su propia forma de preparar las clarias. Todos asienten que es difícil poder quitarle la piel, por eso prefieren comprarla ya hecha filetes; pero ante la escasez a veces no se puede elegir y hay que “quedarse con lo que venga”. La familia Pérez nos cuenta que en su hogar la claria les gusta a todos. Comenzaron por la típica actitud “ni muerto me como eso” y ahora la prefieren ante otros pescados. Dicen que la primera vez fue durante el embarazo de la señora de la casa. Los médicos del Programa Nacional de Atención Materno Infantil (PAMI) de su consultorio del médico de la familia le recomendaron comer toda la claria posible durante el embarazo. Le dijeron que era muy buena para mantener la hemoglobina y algunos nutrientes como el calcio que durante el embarazo necesita ser mantenido en los estándares requeridos. Cuando consiguieron el alimento preguntaron cómo prepararlo y una vecina les dijo. Ellos refieren que desde entonces siguen la misma receta y es agradable al paladar, que no te enteras que es claria si no te lo dicen. Si ya viene en filetes, porque hay personas que las venden por las calles ya troceadas, es más fácil, de lo contrario el señor de la casa ya las sabe preparar. Esos filetes los ponen en bastante ácido y los salan durante un tiempo, a veces, si son muchos, los dejan de un día para otro. También le echan ajo y algún condimento en polvo, luego los fríen y dicen que quedan exquisitos. Ahora todos los de casa comen y persiguen quién venda el susodicho animal.

Siempre hay quienes dicen “eso no lo comeré nunca” pero creyendo en las bondades del alimento se lo compran a las mascotas de casa. Roberto tiene un perro sato afectado por garrapatas, lo llevó al veterinario, le hicieron análisis de sangre y le indicaron claria para mejorar los valores de hemoglobina. Lo mismo que sucede con los humanos. Hace varios meses compra, cada quince días, un paquete para el perro a un señor que pasa por su barrio vendiendo. Se la hierve con sal y se la da una vez al día. Dice que mejoró rápidamente y hasta subió de peso.

En ocasiones las autoridades del país han hablado de la claria como solución a la escasez de alimentos en Cuba. También han dicho que los cubanos no tenemos cultura de comer pescado, de ahí la negativa para ingerir este otro. De una forma o de otra, el asunto no es cuestión de gusto, que siempre dependerá de cada persona, se trata de desabastecimiento, de baja producción y de inexistencia de opciones para poder escoger lo más acorde al bolsillo y al paladar de cada uno.

Este depredador natural tiene sus consumidores y sus detractores. Está incluido entre las 100 especies más dañinas del mundo y a pesar de que su proliferación es bastante fácil algunos alegan que hasta la claria está perdida en Cuba. Los que se la tienen que comer, porque no tienen otras opciones, están conscientes de que soberanía alimentaria no es eso: “Comer lo que aparezca, porque no hay más ná”, como dice Lourdes, una jubilada de 72 años es un logro de la Revolución.

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