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 Inseguridad y hambre en la Cuba Post-ordenamiento

07 de octubre  de 2022

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n medio de la grave crisis alimentaria que está atravesando

el país en estos momentos, las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible) que ofrecen productos a precios prohibitivos, en una moneda a la que el pueblo corriente no tiene acceso, han sufrido también los estragos del desabastecimiento y la escasez.

En todo el municipio de Cienfuegos, durante varios días, solo ha sido posible encontrar dos tipos de picadillo en venta a 1.75 MLC (500 g.) y 12.63 MLC (3Kg.) respectivamente. Estos productos cárnicos se encuentran en la sección de “Productos frescos en rebaja de precios” y han sido puestos allí, muy seguramente, porque los consumidores han manifestado que los productos se han vendido a la población en mal estado y semi descompuestos, debido a la falta de refrigeración ocasionada por los constantes cortes eléctricos que se suceden, en algunos casos, con muy poco margen para la recuperación de las mercancías que precisan de la cadena de frío para su conservación, es decir que se venden antes de que se dañen y por eso están en rebaja.

El estado no ha cedido a las demandas de los ciudadanos de realizar las ventas de estos productos en moneda nacional cuando estén cercanos a su fecha de caducidad, prefiriendo que en muchos casos se pierdan antes de venderlas en la moneda en la que la mayoría de cubanos reciben su salario. Solo para tener una idea, en estos momentos en nuestra localidad el MLC tiene un valor de 205 pesos cubanos en el mercado informal, que es donde se consigue esta moneda por parte de la población. Teniendo en cuenta que el salario medio en el país es de 3.800 pesos cubanos, lo que hoy representan 18 MLC al precio de cambio actual, es prácticamente imposible para el trabajador adquirir esos productos, pues el slario de un mes alcanzaría para comprar únicamente un paquete de picadillo de 3 Kg dejando a la familia para sobrevivir el resto del mes con solo 5,37 MLC.

Anaqueles y neveras vacías, mercancías en mal estado, cuyo precio sigue siendo demasiado elevado para la población, la negativa del gobierno de flexibilizar el acceso a esos productos cárnicos que tienen una alta demanda por no existir otras opciones alternativas y los constantes cortes de electricidad, que atentan contra la calidad y conservación de los alimentos, son parte del panorama desolador que presenta hoy la maltrecha red de abastecimiento nacional.

El discurso oficial se empeña en transferir la responsabilidad de los problemas cotidianos al gobierno de los Estados Unidos, al productor particular y a los “acaparadores”, enajenándose de la realidad y reforzando la propaganda ideológica en todos los espacios informativos de los medios estatales de alcance nacional. En medio de este escenario, la inseguridad y el hambre parecen haber llegado para quedarse en la Cuba post “ordenamiento”. 

Los paquetes de medidas estatales, diseñados para paliar la crisis no han producido ningún efecto sobre los problemas estructurales que aquejan al sistema colectivista. El poder de compra del peso cubano disminuye todos los días y las familias se encuentran bajo una presión económica que no experimentaban desde el llamado “período especial”. El cartón de huevos ya alcanza los 1200 pesos en el municipio y todo indica que va a seguir subiendo de precio a medida que la inflación aumenta. El huevo ha sido desde los 90, la fuente de proteína más común en Cuba, pero en estos momentos es un lujo que solo algunas familias se pueden dar. Lo cierto es que mientras los gobernantes piden a la población una resistencia numantina frente a la crisis estructural de la que el socialismo cubano no podrá salir, no se ha hecho pública ninguna estrategia concreta para superar la situación actual.

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