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El Caso de Margarita: Un ejemplo de las vulnerabilidades que no reciben visibilidad en la prensa oficial cubana.

05 de octubre  de 2022

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argarita es una señora de 72 años residente en el municipio 

de San Cristóbal, en la provincia Artemisa. Hace 15 años le fue diagnosticada una diabetes, noticia que llegó junto a su retiro laboral y la consabida vulneración de sus ingresos económicos. Margarita vive con su nieto, estudiante de pre universitario, en las llamadas cuarterías frente al parque municipal. Los ingresos totales de la casa no exceden mucho al retiro de Margarita, resultado del trabajo de toda su vida económica de un central azucarero. 

 

En San Cristóbal hace más de dos años que desaparecieron las tiendas en moneda nacional y hace un año aproximadamente que en el municipio artemiseño no recibe la dieta especial de leche y carne destinada a las personas que padecen diabetes. De esta forma Margarita y su nieto se alimentan de los productos disponibles por medio de la libreta de abastecimiento y las esporádicas ventas de pollo o picadillo en moneda nacional, que al menos una vez al mes se hace en San Cristóbal.

Margarita:

- Yo recuerdo que en ciclones anteriores se hacían ventas en la placita, en las que se podía comprar comida a bajos precios, porque lógicamente íbamos a estar varios días sin servicios de electricidad ni agua. Recuerdo que comprábamos panes y galletas para varios días y gastando los ahorros comprábamos algunos enlatados en las tiendas en CUC, pero ya no queda nada de eso. 

Nos cuenta Margarita.

Margarita:

- Se adelantaba la venta de combustible para fogones artesanales y se podía comprar el pan normado de varios días, además las panaderías de pan liberado no paraban de vender, si ya era difícil vivir varios días en aquellas condiciones, ahora que no hay nada, nos sentimos completamente desamparados.

El casco urbano de San Cristóbal se vio parcialmente afectado por el paso del huracán Ian, los vientos exteriores y las intensas lluvias derribaron algunos árboles que afectaron ligeramente el tendido eléctrico, esto ha traído como consecuencia la suspensión del fluido eléctrico como medida para facilitar las reparaciones pertinentes. De igual manera se ha visto suspendido el servicio de abasto de agua “por no haber energía eléctrica para bombear el agua” según las autoridades municipales. De esta manera, tras el paso del huracán, en el pueblo artemiseño no hay agua ni luz.  

La suspensión de estos servicios no toma por sorpresa a Margarita, pues hace varios meses que se sufre los llamados alumbrones, con cortes del fluido eléctrico de hasta 15 horas diarias y con esto la consiguiente detención de los servicios de acueducto. Es por esto que, a pesar de que Margarita tiene varios equipos electrodomésticos para cocinar, hace algún tiempo que rescató su viejo fogón pique readaptado en una carcasa de hornilla eléctrica. Esta cocina rústica que alimenta con combustibles comprados en el mercado negro, pues hace tiempo que no reciben combustible normado por la libreta de abastecimiento, le sirve para iluminar su casa y cocinar la poca comida que le va quedando de la cuota mensual recibida en el mes de septiembre en la bodega. 

Margarita: 

-En octubre no han distribuido nada de los mandados porque no hay combustible para traerlos, el pollo ya ni lo espero y tampoco hay nada para comprar en la calle, todo el mundo está guardando lo que tiene para su casa. El picadillo subió su precio un día antes del huracán, de 180 a 250 pesos y yo no puedo pagar eso. Ya hace mas de 5 días seguidos que no tenemos luz y mi refrigerador es muy viejo, se me estaba pudriendo todo lo que he podido ahorrar en estos meses.

-Yo trato de guardar cada mes un pedacito de carne para cualquier urgencia como esta, pero se esta pudriendo por esto adobé y salé toda la carne que me quedaba, con la esperanza de poder conservarla varios días más. No puedo comérmela toda porque tal vez la luz llega de pronto y me da tiempo de guardarla, realmente no se cuando vuelva a comprar pollo o picadillo en moneda nacional y no tengo esperanza de que sea pronto. Desde el lunes solo comemos arroz y pollo o huevo, una solo comida al día porque hay que ahorrar comida y combustible. Yo no tengo dinero para comprar más así que cuando esto se acabe, si no he cobrado el retiro, nos quedamos a oscuras.

A una semana del paso de Ian y sin que el evento haya afectado especialmente al municipio artemiseño, San Cristóbal aún no tiene servicio de electricidad ni de abasto de agua. De esta forma los pocos alimentos que Margarita ha logrado estirar hasta fin de mes se están descomponiendo.  Las autoridades no dan fecha para el restablecimiento de los servicios, así como no dan luces de ningún tipo de venta especial de alimentos para palear los días de especial desabastecimiento que sufren los habitantes de San Cristóbal. En estas condiciones y sin fecha de arreglo comienza el mes de octubre y ya pasados sus primeros días no hay esperanzas de mejora.

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