El cangrejo azul: víctima inesperada de la crisis alimentaria en Imías
15 de agosto de 2024
L
L
a caza del cangrejo azul es una actividad fundamental para los
habitantes de Imías, en la provincia de Guantánamo. Sin embargo, esta práctica, que combina tradición y modernidad, enfrenta desafíos significativos que amenazan tanto la sostenibilidad de la especie como la seguridad alimentaria de la región.
La introducción de linternas y luces artificiales ha revolucionado la búsqueda del cangrejo azul, facilitando la captura de los crustáceos durante la noche. Esta innovación tecnológica, aunque beneficiosa en términos de eficiencia, ha llevado a una sobreexplotación preocupante. La facilidad con la que ahora se pueden localizar y atrapar estos animales ha puesto en peligro la sostenibilidad de la especie y ha alterado el equilibrio ecológico de los manglares.
Roberto, un cazador experimentado, reflexiona sobre este cambio: "Antes, conocíamos cada rincón de estos manglares, ahora es imposible hallar un lugar con cangrejos. Con una linterna, cualquiera puede llevarse decenas en una sola noche. Es un arma de doble filo porque al final obtienes buen botín, pero tu vecino, y el que vino de lejos también no, y cada vez hay menos de estos animales".
Luis García, otro poblador de larga data en Imías, comparte su preocupación: "Cada año veo menos cangrejos durante la temporada. No es solo una impresión; es una realidad que afecta nuestro sustento. Ahora todo el mundo caza, desde niños hasta viejos. Si seguimos así, temo que pronto no quede nada que atrapar".
En contraste, existen prácticas “tradicionales” para la captura de los crustáceos. Y es que, a pesar de la popularidad de las linternas, las trampas artesanales siguen siendo una herramienta común en la cacería del cangrejo. Estas trampas, hechas de materiales simples como madera y redes, permiten una obtención más selectiva y sostenible. Chivirico, un cazador tradicional, prefiere este método: "Las trampas nos obligan a ser pacientes y selectivos. No se trata solo de capturar, hay que escoger el más grande. Por eso con tres cangrejos da para alimentar a mi familia".
La sobreexplotación del cangrejo azul no solo amenaza la biodiversidad, sino también la seguridad alimentaria de la región. Estos crustáceos son un indicador de la salud de los manglares y un eslabón vital en la cadena alimentaria. Su declive es un signo alarmante que afecta a quienes dependen de ellos para su sustento.
En Imías, es un reflejo de un problema mayor que enfrenta el pueblo cubano: cómo equilibrar las necesidades alimentarias del pueblo con la conservación de la naturaleza. La sobreexplotación de recursos naturales es un problema recurrente en varias regiones del país, donde la necesidad de subsistencia choca con la urgencia de conservación. Un claro ejemplo de este fenómeno se encuentra a menos de 40 kilómetros, en el vecino municipio de San Antonio del Sur, donde las redes de pesca afectan directamente a cientos de pescadores. De ahí que la caza de cangrejos se convierte en un microcosmos de los desafíos más amplios que enfrenta la nación.
La falta de alternativas económicas y la escasez de recursos básicos obligan a muchos a continuar con prácticas que, aunque insostenibles, garantizan su supervivencia a corto plazo. "Uno no busca cangrejos por amor al arte, es porque hay necesidad, y al final si no cojo esto no tendré comida para lo que queda de semana", concluye Chivirico.
En este sentido, el futuro de esta actividad en Imías depende de un delicado equilibrio que va desde la necesidad inmediata de alimento a la conservación a largo plazo de los recursos naturales. Esta es otra historia más que refleja la importancia de la sostenibilidad y la necesidad de encontrar soluciones que beneficien tanto a las personas como al medio ambiente. En un país donde la escasez de recursos es cotidiana, urge más que nunca la búsqueda de soluciones realistas a la crisis alimentaria.
La sobrecaptura del cangrejo azul en Imías no puede entenderse sin considerar el contexto más amplio de la crisis alimentaria en Cuba. Crisis que, de una u otra manera, afecta a toda la población. La deficiente gestión gubernamental ha llevado a un abastecimiento insuficiente de alimentos básicos, lo que obliga a los habitantes a buscar alternativas para su sustento. La falta de acceso a fuentes más asequibles de comida ha exacerbado la presión sobre los recursos naturales locales, como estos crustáceos.
A estos factores se une el fallo de las políticas económicas y agrícolas en proporcionar una producción sostenible y suficiente, lo que ha llevado a una dependencia excesiva de las importaciones y a una distribución ineficiente. Asimismo, los elevados costos de los productos alimenticios en los mercados locales resultan prohibitivos para numerosas familias, lo que las fuerza a buscar alternativas más económicas.
Esta situación conlleva a la captura desmedida de dichos animales, una práctica claramente insostenible de cara al futuro, pero que se convierte en una alternativa viable para aquellos cuyos recursos no les permiten adquirir alimentos en el mercado. La combinación de una gestión gubernamental ineficiente y la carencia de acceso a alimentos asequibles ha generado un círculo vicioso en el cual la sobrecaptura del cangrejo azul se torna una necesidad imperiosa para garantizar la subsistencia diaria.