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Autosostenimiento y crisis alimentaria

09 de marzo de 2023

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n los últimos dos años el Gobierno cubano se ha referido en 

distintas ocasiones, siempre indirectamente, a la crisis productiva y de alimentación que golpea al país. Algunos de los hechos que evidencian con más fuerza este descontrol de la situación alimenticia son el uso de la harina de yuca o de maíz como sustitutos para la producción de pan, y la ya conocida y prestada a chiste, mezcla de chícharos tostados y café, para su venta en la cuota mensual. Ambas sustituciones de productos básicos por alternativas constituyen una clara señal de la desesperación y la ignorancia de la administración, que toman lugar a causa de las necesidades de los consumidores, que no tienen otra opción que consumir dichas “ofertas creativas”.

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En diciembre del año pasado, el presidente cubano Miguel Diaz-Canel le dio un cambiazo al discurso oficial, refiriendo explícitamente a una crisis radicalizada cuando afirmó en su intervención frente a la Asamblea Nacional del Poder Popular que: a pesar de haber mecanismos y plataformas legales que promueven el desarrollo de la industria alimenticia y ganadera, en la isla no hay alimentos, ni ganado, ni pescado. Además, comentaba en tono de “nueva rectificación de errores” que las leyes aprobadas para promover la producción y la distribución de alimentos habían quedado como motivo de excusa para la aplicación de multas. De forma tal que las normativas están siendo aplicadas como medida de control a sectores que se ha escapado de las manos del Estado y que son regulados por este a razón de ingresos monetarios en forma de multas de la administración, en detrimento de su verdadera razón de ser, que es la de facilitar la llegada de los alimentos a la mesa de las familias cubanas.

Frente a esta crisis institucional e institucionalizada, una actitud comúnmente asumida por las familias cubanas ha sido la de intentar producir parte de la comida que consumen. Asimismo, las prácticas productivas domésticas y el autosostenimiento alimenticio familiar han sido permitidas por las instituciones cubanas en varios momentos de su historia post 1959; en la mayoría de los casos haciendo la vista gorda frente a las legislaciones sanitarias y epidemiológicas para su desarrollo. Resalta la crisis alimentaria de los años 90, en las que muchas familias optaron por la cría de cerdos, carneros, conejos, pollos o gallinas ponedoras con tal de evadir la escasez de alimentos. La crianza de animales con fines comerciales o de consumo en medios domésticos se estandarizó a partir del “período especial” y al menos dos familias por manzana mantienen su corral en el patio para “poner unos puerquitos una vez al año”. Esta crianza, desarrollada en pésimas condiciones y llegando incluso a construir corrales dentro de los domicilios familiares, ponen en riego la salud de los habitantes del hogar y atropellan las legislaciones establecidas por el Gobierno cubano para su desarrollo.

Según el actual Decreto-Ley No.31 de Bienestar Animal, en su Capítulo I, artículos del V al VII , emitido en abril del 2021,  las personas que se responsabilicen de la crianza de cualquier animal deben proporcionarle un adecuado abasto de agua y alimentos nutritivos, según las necesidades de cada especie. Además, deben garantizar un espacio vital, una adecuada higiene y atenciones zootécnicas, de bioseguridad y sanitarias. Asimismo, cuando se trata de animales cuya crianza tiene fines comerciales o productivos, están obligados a declarar el uso de las áreas de crianza para su aprobación por la respectiva autoridad de Sanidad Animal, establecer un control veterinario de los animales declarados; obtener la licencia veterinaria, sanitaria y ambiental que otorgan las autoridades competentes de Sanidad Animal, de los ministerios de Salud Pública y de Tecnología y Medio Ambiente, así como del Instituto de Planificación Física. Todo esto sujeto a multas de hasta 4 mil pesos si se viola la normativa, el correspondiente decomiso del animal y la incapacitación de obtener las respectivas licencias en los 4 años siguientes a la penalización.

Estos requerimientos hacen que sea casi imposible para cualquier familia cubana cumplir los requisitos para adquirir los permisos pertinentes para la cría de animales con fines comerciales o de consumo. Sin lugar a dudas el estricto cumplimiento de estas medidas garantiza la salud y el bienestar tanto de los animales como de sus criadores, pero la realidad minimiza de forma irreconciliable los riegos que puede suponer el desatender dicha legislación.  De esta forma, una multitud de familias buscan soluciones creativas para criar animales evadiendo por completo lo establecido, y poniendo en riesgo su salud. Además, arriesgándose a multas que agotan los salarios medios e implican un seguimiento legal, aunque esto último siempre puede salvarse con “una ayudita” a quien venga a hacer cumplir la ley.

Los actuales precios de los huevos, de la carne de pollo, de cerdo o carnero, hacen valer cualquier tipo de riesgo con tal de ahorrar dinero. Ello ha conducido a numerosas familias a habilitar un pedacito de balcón, patio, garaje, terraza, placa o cualquier otro espacio en común para hacer un pequeño corralito. Comprar el saco de pienso de contrabando, cuyo precio ronda los 4 mil pesos, vigilar y sobornar a los inspectores, limpiar excrementos, compartir olores de corral dentro de la vivienda familiar, arriesgar la salud, recolectar sobras por las casas del barrio e incluso por los latones de basura y montar guardias nocturnas para cuidar los animales de los ladrones; son algunas de las prácticas comunes que asumen las personas que deciden tomar el camino de criar animales en sus domicilios. Estas prácticas no facilitan la vida directamente, pero pueden asegurar la pieza proteica que tan ausente está en los mercados, también ayudar a la economía familiar. Como nos comentaba un criador, “tener un animalito ayuda a la economía y a la dieta familiar; realmente frente al panorama que muestran las autoridades gubernamentales en este momento es para muchos la mejor opción, o  mejor dicho, el menor de los males”.

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