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Los Apagones y alimentos en mal estado

25 de enero de 2024

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n 2019, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel anunció una 

una nueva crisis para el país, a la que denominó eufemísticamente “período coyuntural”.[1] Desde entonces, la escasez de alimentos y combustibles golpeó con especial fuerza a la población de la Isla. Los cubanos volvieron a recordar los tiempos más difíciles del Período Especial; otro eufemismo con el que la dirección del país calificó en aquella época la crisis desatada tras la caída del campo socialista.

Quizás la prueba más visible de esta situación radica en las protestas que sacudieron a Cuba el 11 y 12 de julio de 2021; con mucho más alcance que las del llamado “maleconazo” de agosto de 1994. En ambas ocasiones, a las protestas siguió el abandono masivo del país de decenas de miles de sus ciudadanos.

Tanto la ausencia de alimentos como de combustibles para cocinarlos y conservarlos, al igual que en aquel momento, ha traído el aumento de los precios de cualquier producto alimenticio. Por ello, han vuelto las viejas prácticas en los mercados estatales de vender comida en mal estado de conservación, a la cual tiene el pueblo indefectiblemente que acceder, pues no suele tener otra opción.[2]

Por décadas, las bodegas y las carnicerías han vendido sus productos sin contar con la refrigeración adecuada. El huevo y el pollo, los productos insignes de estos establecimientos, muchas veces deben comprarse el mismo día que llegan a los establecimientos o se corre el riesgo de comprarlos en mal estado. En el peor de los casos, el producto de aquellas familias que dependen de esta opción como principal vía de alimentación, pero no pudieron comprarlo ese día, debería ser “desechado” por el vendedor estatal.

 

Sin embargo, desde antaño, termina realmente en manos de los revendedores, quienes tampoco suelen contar con medios de refrigeración, pero lo venden a todo el que esté dispuesto a pagarlo sin hacer muchos ascos a la calidad.

Un caso curioso dentro de esta situación de crisis son las tiendas MLC —donde se venden productos solo en monedas extranjeras, depositadas en una tarjeta magnética y convertidas a una especie de dólar bancario—, las cuales, en teoría, deberían contar con las condiciones para refrigerar los alimentos. No obstante, a pesar de que venden productos de importación y a precios elevados, no están exentas de sufrir los mismos cortes de electricidad.

Esto trae como consecuencia que se formen largas colas desde bien temprano en la mañana para comprar antes de que algún corte de corriente provoque la interrupción del servicio de venta. Incluso, aunque los apagones a veces solo duran unos pocos minutos, el servicio se atrasa. Así lo cuenta un cliente de estas tiendas:

“Cuando empiezan el quita y pon de la luz, la conexión de los cajeros se pierde y no reconocen las tarjetas de pago. En ese momento tienes que armarte de paciencia junto al cajero y esperar con todas las cosas arriba hasta que se recupere el sistema; lo que suele demorar entre diez y treinta minutos”.

Peor aún es cuando los apagones no son temporales. Ante la oscuridad, más de un cliente abre su celular para consultar la causa en la cuenta de Telegram de la Empresa Eléctrica. Uno de ellos explica:

“Cuando quitan la luz por manipulaciones en el tendido eléctrico yo mantengo las esperanzas de que restablezcan pronto el fluido eléctrico. Pero cuando ves que se tardan en explicar la causa y te ponen que es por disparo de circuito o porque están afrontando problemas, mejor vete de la tienda porque la luz va a tardar horas en volver”. 

Aquellos productos perecederos que no deben romper su cadena de frío, como carnes, verduras o frutas, se ven constantemente sujetos a cambios de temperatura.[1] Algunos, inclusive, no a llegan a alcanzar la temperatura suficiente para su conservación, por lo que comienzan un proceso de pérdida de calidad y descomposición. En no pocas ocasiones, a pesar de no preservar la calidad óptima, los continúan vendiendo como si nada. Solo la aparición de claros signos de mala calidad conduce a que sean rebajados de precio, pero no a su retirada de la venta, que queda siempre para los casos más graves.[4]

Recientemente, en una de las tiendas MLC de La Habana, tras semanas de apagones constantes, parte de los productos que tenían en las neveras se descongelaron y echaron a perder. Según comenta una de las cajeras, había unos paquetes de picadillo de los que se deshicieron. No obstante, aún mantenían en venta otros de uvas porque “las frutas no necesitan tanta conservación” y “la orden de vender todos los alimentos que se pueda está dada”.

Durante toda la semana, tras retirarlos de las neveras, los mantuvieron en venta junto a la puerta de entrada. Afuera de la tienda, varios clientes hablaron sobre una capa de hongos en el fondo de los paquetes. Pero esto no impidió a la tienda continuar con la venta de las uvas ni que los clientes las compraran, pues, como diría uno de ellos: “Esta es de las pocas veces que te puedes encontrar uvas en venta en este barrio de La Habana”.

En contraste con la información de la cajera sobre el picadillo descongelado del que se habían deshecho, varios revendedores ambulantes estaban vendiendo, junto a la misma tienda, paquetes de picadillo de igual marca. Uno de ellos cuenta:

“Yo siempre estoy cerca de la tienda porque cada vez que un producto se echa a perder se abre la posibilidad de adquirirlo a bajo precio. Ayer sacaron en venta todos los paquetes de picadillo Cocinerito que ves y enseguida los compramos. A veces esta es la única proteína que aparece por lo que la gente siempre lo vuela en cuanto los sacan”.

Así, es el pueblo llano quien sufre las consecuencias de todas estas situaciones.

El año nuevo comenzó con discursos grandilocuentes: “la resistencia creativa” es el nuevo eufemismo para referirse a la actitud que debe asumir el pueblo ante los problemas.[5] Pero el discurso oficial cada vez más tiene menos efecto, como se constata en el diálogo entre los viandantes afuera de la tienda: “Ellos pidiendo resistencia y no han parado de engordar desde que empezaron los apagones”.

Al investigar en la prensa nacional y extranjera, no se encuentra una sola noticia que haga referencia sobre hasta cuando se mantendrá la presente crisis. Más allá de las consignas, Cuba ha comenzado 2024 con más apagones y la venta de alimentos en mal estado, incluso en las tiendas que solo aceptan el pago en monedas extranjeras.

[1] https://www.dw.com/es/dilema-en-cuba-per%C3%ADodo-especial-o-coyuntural/a-50548478.

[2] https://www.martinoticias.com/a/la-comida-del-periodo-especial-es-la-de-hoy/130270.html.

[3] https://www.findus.es/alimentacion-y-nutricion/congelados/cadena-de-frio-que-es-y-como-no-interrumpirla.

[4] “La realidad de Cuba: CIMEX admite que vende productos vencidos”, en https://diariodecuba.com/cuba/1647692406_38205.html.

[5] https://www.telesurtv.net/news/cuba-presidente-diaz-canel-revolucionarios-ano-nuevo-20231231-0024.html.

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