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Carne de cerdo en Cuba: ¿identidad o memoria?

12 de septiembre de 2023

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a carne de cerdo se ha convertido en un producto de lujo. De 

esos que solo se pueden permitir los cubanos trabajadores en días festivos y cumpleaños. Cuatro libras pueden valer lo mismo que la pensión de un jubilado que trabajó durante treinta años para la “revolución de los humildes”. Las familias numerosas no lo pueden consumir, sobre todo si tienen varios miembros que no generan ingresos, especialmente niños, ancianos, discapacitados o amas de casa. La carne de cerdo pasó, de ser identidad, a ser memoria en Cuba.

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La fuente proteica más consumida y demandada por la población cubana, desde que existen registros culinarios, hoy se cotiza en el mercado a precios prohibitivos, en cantidades insuficientes y con calidad variable. De acuerdo con la Redacción de Cuba Cute:

“En las bulliciosas calles de La Habana, el precio de la carne de cerdo ha superado los 500 pesos cubanos, llegando incluso a alcanzar los 600 pesos, dependiendo del corte y la calidad. Aunque excepcionalmente se puede encontrar a 430 pesos, la mayoría de los mercados de la capital la venden entre 480 y 600 pesos por libra. Sorprendentemente, en provincias como Santa Clara y Pinar del Río, donde se esperaría un costo menor debido a las oportunidades de cría de cerdos, los precios son similares. Esta situación económica, agravada por la crisis, está afectando a todo el país y es especialmente preocupante en el sector alimentario”.[1]

En el resto del país, la situación es mucho peor. Los cibernegocios de los socios del régimen venden el cerdo por envíos, ya porcionado y empaquetado, en dólares americanos o su token digital (MLC), que solo sirve dentro del territorio nacional. Los precios en esas plataformas están diseñados para el familiar ausente, el emigrado, el exilio que los revolucionarios “no querían y no necesitaban”. Las ofertas son pocas, sin embargo, solo en la capital se mantiene cierto flujo del producto que debe cubrir la demanda de un censo demográfico mayor.

“Hasta hace pocas semanas, las tiendas online de Envíos Cuba a Villa Clara estaban vendiendo una pieza de panceta, a más de 20 dólares, o Moneda Libremente Convertible (MLC). Aunque no eran bistecs propiamente dichos, resolvían para una compra, pero ya se acabaron, según las últimas y mínimas ofertas actuales. Sin embargo, en las tiendas cárnicas de La Habana sí existen innumerables opciones de carne de cerdo, con los siguientes precios: un kilo de solomillo estaba a más de 11 dólares, las chuletas también por encima de 11, un kilo de carne troceada de cerdo, también estaba por encima de 10 dólares”.[2]

El trágico decrecimiento de la producción nacional de cerdo y sus derivados en unos pocos años de pésimas políticas económicas y diseños mediocres de estrategias de supervivencia han motivado la insuperable escasez. El sector productivo se llevó la peor parte, dejando fuera del negocio a 90% de los productores, lo cual repercutió inmediatamente en la oferta de cara a la población:

“La producción de carne porcina en Cuba superó en 2016 las 194 900 toneladas y en 2017 se pasó de esa cifra. Cabe señalar que desde 2010 el país no importaba este producto y las perspectivas para 2020 eran llegar a las 220 000 toneladas. En un abrir y cerrar de ojos una pandemia y políticas económicas fallidas destruyeron lo anterior. En cinco años la nación perdió 9 de cada 10 productores de carne porcina, informaron medios estatales en 2022. El gobierno cubano culpó a las sanciones de Estados Unidos y el embargo de ese país y a los problemas financieros de la isla. A los efectos, la producción de carne de cerdo de 2022 estuvo por debajo de las 30 000 toneladas”.[3]

Un pequeño productor local, que nos permitió recoger evidencia gráfica de su recién lograda cría, nos comentaba:

“Lo que la gente no entiende es que el precio de la carne lo pone el Estado, no uno. Mira, por ejemplo, el saco de pienso está ahora mismo a 6 000 pesos; el saco de soya, que está perdido, está a 9 000, o lo puedes comprar por lata a 3 000 cada una porque un saco da tres latas; la cubeta de miel de purgas de 20 litros cuesta 1 500 pesos. Pero no es que todo esto te lo encuentres todos los días en la calle, a veces la comida se pierde y tienes que darles afrecho, paja de arroz y yuca fermentada que no alimenta igual ni engorda rápido.

Entonces, a veces tengo que vender unos lechoncitos para comprar comida, pero te los pagan a 5 000 pesos porque nadie quiere criar, por la falta de comida y porque es un dolor de cabeza. Lo mismo te roban los puercos que te tiran los inspectores, que los vecinos protestan por la peste. Ahora mismo, lo mejor en no meterse en esta candela. Pero qué voy a hacer, si el sueldo mío son 3 000 pesos y mi mujer no trabaja”.

Por supuesto, la narrativa del victimismo se ha instalado una vez más en los medios de comunicación como respuesta al descontento de la población, que ha visto, con la acostumbrada resignación de las masas adoctrinadas hasta lo absurdo por el sistema totalitario, cómo su calidad de vida y su consumo de alimentos se ha deprimido hasta niveles básicos de subsistencia. Sin embargo, la maquinaria propagandística del régimen arremete con sorna en contra de los “culpables habituales”, los productores privados, comerciantes y “especuladores”, que son meros reproductores de patrones de comportamiento estatal canallesco y oportunista.

El Estado socialista todopoderoso prohíbe el comercio libre de carne de cerdo, desincentiva a los productores, penaliza la creación de nuevos negocios, regula toda la actividad económica relativa a este sector agropecuario y, por supuesto, culpa al pequeño productor o comerciante de los precios elevados y la poca oferta. Un quejumbroso artículo en Cubadebate comenta sobre el tema:

“¿Se ahuyentaron los cerdos en medio de la Tarea Ordenamiento? En parte sí y también tomaron otros “corrales”. Existe a nivel de país una bestial merma productiva, que se cocina en un mercado especulativo y abusivo. Quienes tienen el monopolio de la carne de cerdo son dueños de la venta y de los precios. No acuden a los puntos de venta porque las tarifas topadas, que hoy son una quimera, les dan pérdidas, y también evaden los impuestos, se quitan el control y se llenan los bolsillos. Ahora la carne se vende en las casas, por encargo y engorda los módulos que se pagan desde el exterior y se llevan hasta la puerta de hogares cubanos, o en las piezas que se expenden en las tiendas en MLC, donde lo que llega se cotiza en minutos”.[4]

Como suele ocurrir con los productos mediáticos de las plataformas oficialistas, en estos artículos se desvía el foco de atención del verdadero culpable de la debacle que estamos experimentando. Se culpa al cubano emprendedor, se estigmatiza el comercio y se regurgitan calificativos a diestra y siniestra. Mientras tanto, en las anodinas reuniones de la Asamblea Nacional de Cuba, donde se trataba el tema de la alimentación con un aire de derrota, jerarcas, dirigentes y voceros de poca altura escenifican una obra tragicómica que hubiera hecho palidecer de envidia a la tradición del teatro bufo republicano, si no se tratara de un tema tan sensible para el cubano desposeído.

Mientras unos se quejan de los incontables diagnósticos, estudios e informes que genera la burocracia totalitaria, otros instan a la creación de estanques familiares para criar pescado y una veintena de locuras más, que quedarán recogidas algún día en el profuso inventario de los absurdos del comunismo tropical. Como resultado directo de este mayúsculo despropósito del órgano legislativo del Estado dictatorial: ni pollo, ni pescado y mucho menos cerdo.  

Las consecuencias de las descabelladas políticas alimentarias colectivistas se viven en las calles calurosas y ahuecadas de Cuba con pesadumbre y lividez. El derrotismo, la desidia y la apatía alimentan una atmósfera densa en los espacios públicos del país, que los “humildes”, para los que se hizo la Revolución, tienen que atravesar todos los días, en busca de pan para vivir y motivos para seguir resistiendo al cambio, absurda e irreflexivamente, justo como les exige su decrépito verdugo.

[1] https://www.cubacute.com/2023/08/08/por-cuanto-va-el-precio-de-la-carne-de-cerdo-en-cuba/.

[2] https://www.directoriocubano.info/actualidad/a-como-esta-la-carne-de-cerdo-en-cuba-precios/.

[3] https://www.cubanoticias360.com/cuanto-cuesta-la-carne-de-cerdo-en-cuba-hoy/.

[4] http://www.cubadebate.cu/especiales/2021/12/14/se-alquila-la-carne-de-cerdo/.

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