La familia Soto está integrada por dos ancianas, una de 73 años y la otra de 60. Una de ellas recibe un sueldo de jubilación y la otra ayuda de su hijo que vive en el extranjero, dando un aproximado de 10500 pesos mensuales. El lugar de la casa donde pasan más tiempo es el comedor. Los alimentos diarios los obtienen mediante compras en las ferias sabáticas, los insumos destinados por la libreta de abastecimiento y mediante los módulos mensuales de la comunidad. Nunca comen fuera de la casa y la anciana mayor es la encargada de la cocina. No tienen ningún ritual antes de cada comida y, aunque su platillo favorito es la carne de puerco, no la consumen muy seguido. El último electrodoméstico que compraron fue una olla reina hace 10 años.