top of page

El pan, el maná de muchos. Símbolo de escasez y desafíos

13 de febrero de 2023

E

E

n medio de la crisis alimentaria que enfrenta Cuba, el “pan de la 

de la bodega” se ha convertido en un triste símbolo de la escasez y de las dificultades que experimenta la Isla. Producto emblema del abastecimiento normado por parte del Estado para toda la población, mediante el sistema de bodegas a lo largo y ancho del archipiélago, es el único producto que se despacha de forma diaria para el consumo de los ciudadanos. La falta de insumos e inseguridad alimentaria en Cuba hacen que muchas familias dependan de este alimento para desayunar. Por tanto, la constancia, calidad y rapidez en su despacho son la base de que este producto cumpla su objeto alimenticio y social.

La necesidad vinculante de pueblo-Estado ha marcado un lazo casi irrompible para los cubanos durante más de medio siglo, haciendo depender a la gran mayoría de comprar la mercancía y productos alimenticios que solo vende el propio Gobierno en sus establecimientos. Por lo que, comprar la única posibilidad del alimento más primigenio de todos a un precio asequible a los salarios, casi nunca se corresponde con la calidad que se necesita.

Con la Tarea de Ordenamiento, a principios de 2021, el pan de la bodega o pan de la libreta pasó de costar 5 centavos a 1 peso. Dejando de lado, así, uno de los pocos usos que tenían las monedas con valor por debajo de 1 CUP. Igualmente, siguió siendo un costo escaso para cualquier habitante con la subida de los salarios. Pero el problema no radica en ello.

La falta de alimentos en Cuba es una realidad innegable y la harina de trigo no es la excepción. La redacción de CiberCuba denunció[1] la crisis que se vivió el pasado junio de 2023, cuando muchos cubanos se quedaron sin el pan de la canasta básica luego de que en el país se acabase la harina para su elaboración, como consecuencia de un desabastecimiento que escaló hasta un punto crítico. Esto mostraba, una vez más, la inseguridad de productos e insumos.

Cuando llega el pan, las largas filas se han convertido en una estampa común en las afueras de las bodegas o panaderías, donde los cubanos esperan pacientemente para obtener un producto básico para su sustento diario. Una muestra clara de que el sistema de distribución de alimentos está en crisis y no logra satisfacer las necesidades de la población.

Si antes cada persona podía ir a las panaderías de la Cadena Cubana del Pan y comprar el llamado “pan de libra” o pan de corteza dura; ahora, este se ha desvanecido. Muchas panaderías tienen la orden de economizar su harina el mayor tiempo posible y los horarios y días son preestablecidos en muchas de estos locales. Esto fue un sistema implantado a raíz de la crisis de la covid que se mantuvo en el tiempo, debido a la carencia de harina y la problemática de la energía eléctrica.

Además de la escasez y la baja calidad, la falta de variedad es otro desafío que enfrentan los consumidores de pan en Cuba. El pan de la bodega suele ser un producto básico; sin otras opciones como pan integral, multigrano o con agregados nutritivos. La ausencia de variedad limita aún más la calidad de la alimentación de los cubanos y dificulta la posibilidad de llevar una dieta equilibrada. 

Asimismo, el pan no llega a muchas bodegas a tiempo para el desayuno de los niños y trabajadores de la casa, quienes se levantan y salen rumbo a sus escuelas y trabajos. Su desayuno, entonces, consta de lo que hayan podido comprar el día anterior. Muchas veces, mediante la denuncia ciudadana, se ha podido constatar que muchos niños salen hacia sus centros docentes sin desayunar. 

La calidad del pan de la bodega es otro aspecto preocupante. Los cubanos se quejan constantemente de la textura seca y la falta de frescura del que se ofrece en las bodegas. A menudo, el producto es duro e incluso rancio, lo cual plantea serias interrogantes sobre los estándares de producción y almacenamiento. El pan, que debería ser un alimento básico nutritivo, se ha convertido en una decepción constante para aquellos que solo lo obtienen a través de las bodegas, por medio de la libreta de abastecimiento.

La inventiva gubernamental osó mezclar diferentes tipos de harina ante la crisis de la de Castilla. Así, el cubano pudo degustar, durante algún tiempo, panes horneados con harina de maíz o de boniato. Variedades que, en otro contexto, hubiesen sido acogidas posiblemente con mayor beneplácito; pero no fue el caso.  

La crisis alimentaria y las dificultades asociadas con el pan de la bodega tienen un impacto directo en la nutrición y la salud de la población cubana. La falta de alimentos básicos, como el pan, impide que los ciudadanos obtengan los nutrientes necesarios para llevar una vida saludable. La malnutrición y las deficiencias alimentarias se convierten en una triste realidad que afecta especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad, como los niños y los ancianos.

La situación del pan de la bodega es solo una muestra de los problemas más amplios que enfrenta el sistema alimentario en Cuba. Es evidente que se necesitan reformas profundas para garantizar la seguridad alimentaria y el acceso a una alimentación adecuada para todos los cubanos. La crisis es tan insondable, que incluso se destituyó al Ministro de la Industria Alimentaria, en un llamado “movimiento de cuadros”, como afirma el diario Granma.[2] Esto pudiera implicar la implementación de políticas que fomenten la producción nacional, la diversificación de la oferta de alimentos o una gestión más eficiente o a lo mejor más caótica. Solo resta esperar.

La posibilidad de una variante para suplir la carencia es comprar a los vendedores ambulantes o en establecimientos privados. Una unidad de pan de corteza dura de estos vendedores cuesta entre 120 y 150 CUP. Una bolsa de pan “suave, con entre 6 y 8 panes, ronda los 150 CUP. El valor de un solo pan es, aproximadamente, 20 CUP. Su calidad es mejor e incluso su estética es más apetecible a la vista. Suponiendo que una familia de 4 personas compre una bolsa diaria para desayunar, al mes gastaría casi el doble de un salario mínimo, que corresponde a 2100 CUP, unos 7 dólares según el cambio informal. Por tanto, no es rentable para las arcas de la familia promedio gastar tal cantidad de dinero.  

El pan de la bodega en Cuba, lejos de ser un simple producto, es el referente de la decadencia. La escasez, la baja calidad, la falta de variedad, incluso las colas, son solo algunas de las dificultades que enfrentan los cubanos en su búsqueda diaria de alimentos básicos. El pan es conexo a la realidad cubana. Muchas veces usado para el humor y el chiste sobre la miseria, es fundamental denunciar la situación y observar el sistema alimentario cubano que debe garantizar el derecho básico de la población a una alimentación adecuada y nutritiva; el derecho de los niños a desayunar.

 

[1] https://www.cibercuba.com/noticias/2023-06-06-u1-e208574-s27061-cuba-queda-harina-pan-bodega.

[2] https://www.granma.cu/cuba/2024-02-02/consejo-de-estado-aprobo-movimientos-de-cuadros.

bottom of page