Detrás del discurso: las mujeres en la Revolución cubana
05 de septiembre de 2024
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l pasado 20 de agosto, en Bogotá (Colombia), fue realizado un
un evento que invitó a reflexionar sobre el papel de las mujeres en las revoluciones latinoamericanas. En la Cátedra Inaugural “Cómo han cambiado las revoluciones la vida de las mujeres”, se propuso un análisis crítico que busca desafiar la narrativa histórica tradicional, poniendo en el centro las verdaderas afectaciones que estos movimientos han tenido sobre los derechos de las mujeres.
El evento giró en torno a la reciente publicación de un libro que lleva el mismo nombre: un texto que ofrece una revisión profunda sobre cómo se ha narrado históricamente la participación de las mujeres en estos procesos. A lo largo de sus páginas, se desmantela la visión convencional que ha invisibilizado o minimizado su papel, tanto en el frente de batalla como en la construcción de las nuevas sociedades. Se revela cómo, a pesar de las promesas de igualdad inherentes a estos procesos revolucionarios, fueron relegadas a roles secundarios; o peor aún, ignoradas en las crónicas oficiales.
En uno de sus apartados, el libro analiza la Revolución cubana, un ejemplo paradigmático de cómo las promesas de igualdad quedaron en gran parte incumplidas. A pesar de que el discurso revolucionario prometía liberación y progreso, la realidad para muchas mujeres cubanas ha sido muy distinta: su rol se redujo a ser piezas funcionales en un sistema que nunca les dio voz propia. Este estudio muestra de qué manera la Revolución las utilizó como recurso del Estado, a través de organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC); las cuales, en lugar de empoderarlas, consolidó el control estatal sobre ellas, silenciando cualquier disidencia y limitando su capacidad de organización autónoma.
El texto también profundiza en la perpetuación de estereotipos de género bajo el disfraz de progreso social. Por ejemplo, se promovió la imagen de la “nueva mujer cubana” como una trabajadora incansable y madre dedicada; pero esta supuesta liberación no fue más que una carga adicional, pues continuaron atrapadas en roles tradicionales, con pocas oportunidades reales de avance. La situación se agravó durante el Período Especial, cuando la crisis económica impuso una carga desproporcionada sobre las mujeres, quienes debieron buscar formas de sobrevivir en un entorno de escasez y pobreza, sin recibir las herramientas necesarias para romper con la opresión estructural.
El libro desafía la narrativa oficial, exponiendo cómo, bajo la promesa de igualdad, las mujeres fueron explotadas y silenciadas. Esta crítica es un llamado urgente a revisar las consecuencias de los grandes proyectos políticos que, aunque bien intencionados, terminan perpetuando las mismas desigualdades que dicen combatir. Las mujeres en Cuba siguen esperando que las promesas de la Revolución se hagan realidad, en un camino hacia una verdadera igualdad que todavía parece lejano.
Lamentablemente, la situación de las mujeres en Cuba ahora es mucho peor: su vida está marcada por la inseguridad alimentaria y la falta de acceso a recursos básicos. Las políticas autoritarias del Gobierno han llevado a condiciones de vida críticas, donde la alimentación se ha convertido en un medio de control político. Las féminas, quienes a menudo asumen la responsabilidad principal de asegurar el alimento para sus familias, enfrentan enormes desafíos en un contexto de escasez y precios elevados. Además, sus derechos son con frecuencia vulnerados, con poco acceso a justicia o apoyo en casos de violencia.
Como se evidencia a partir del trabajo realizado por Food Monitor en la Isla, la gravedad de esta crisis aumenta. Las mujeres, al no poder acceder a productos básicos en el mercado oficial, recurren al mercado negro, donde los precios son exorbitantes y los riesgos, tanto legales como personales, son altos. Esta desesperada búsqueda de supervivencia ha llevado a muchas a situaciones extremas, exponiéndolas a explotación y abuso.
Como si no fuera suficiente, los derechos de las mujeres en Cuba no solo están siendo violados por la falta de acceso a recursos, sino también por la ausencia de mecanismos efectivos para protegerlas de la violencia de género. Las denuncias de violencia doméstica suelen ser ignoradas, dejando a las víctimas atrapadas en ciclos de violencia sin apoyo alguno. Esta realidad perpetúa la desigualdad de género, agrava la pobreza y las mantiene en un estado de constante lucha por sobrevivir en un entorno hostil y represivo.
Entre muchos otros testimonios recopilados por Food Monitor, una evidencia de lo anterior es el caso de Idalmis: una mujer cubana que vive en un entorno rural marcado por la profunda escasez y el abandono estatal. Su historia es una prueba desgarradora de la lucha diaria que enfrenta para mantener a su familia en medio de la precariedad. Como muchas otras mujeres en Cuba, es la principal responsable de asegurar el sustento de su hogar, una tarea que se ha vuelto casi imposible debido a la falta de recursos básicos.
Idalmis vive con su esposo, que padece una enfermedad crónica, y sus dos hijos pequeños. Su día a día está lleno de desafíos, desde la falta de alimentos hasta la dificultad para acceder a medicamentos esenciales para su esposo. A pesar de sus esfuerzos, se encuentra atrapada en un ciclo de pobreza que parece inquebrantable, en gran parte debido a las políticas del Gobierno, que han dejado a las comunidades rurales como la suya en un estado de abandono total.
Además de la carga económica, enfrenta una lucha emocional y psicológica al ver cómo su familia sufre debido a la falta de atención médica y la inseguridad alimentaria. En un contexto donde el acceso a productos básicos es limitado y la supervivencia diaria se convierte en una lucha constante, su historia es un reflejo de la resistencia de las mujeres cubanas; quienes, a pesar de las adversidades, siguen adelante en su esfuerzo por proteger y alimentar a sus seres queridos. Asimismo, subraya la necesidad urgente de políticas que no solo reconozcan, sino también aborden las particularidades y desafíos que enfrentan las féminas en contextos rurales como el suyo.
Este caso, como muchos otros, deja claro que las mujeres en Cuba, y en otros escenarios revolucionarios, siguen esperando que las promesas de igualdad se materialicen. A pesar de los discursos, la verdadera igualdad y garantía están lejos de ser una realidad.